— No sabía que tú y Taylor todavía hablaban. — comentó Louis ingresando a la habitación con una taza de té humeante en sus manos. Sopló un poco sobre la orilla de esta y ocultó una sonrisa para después agregar. — ¿Te pidió que volvieran? — preguntó con un toque divertido sabiendo perfectamente la reacción que obtendría de parte del rizado.
— Hablas puras tonterías, cariño. — contestó.
Harry había llegado recientemente a casa después de la entrega de premios más importante en la que lo habían nominado. Por la forma en la que iba vestido, Louis podía decir que las fans allí afuera estarían totalmente decepcionadas. Realmente había amado su primer look, pero el resto era un no absoluto para él.
— ¿Quién te vistió así?, ¿la abuela? — atacó de nuevo.
Harry lo observó con los ojos entrecerrados mientras quitaba sus botas descuidadamente.
En realidad, a él le había parecido que se había visto lindo en sus tres cambios.
— Discúlpame, Louis. — arregló su cabello hacia atrás y se detuvo en frente del ojiazul. Totalmente listo para atacarlo de nuevo. — Pero he venido hasta aquí para que me llenes de mimos, no para esto. — se cruzó de brazos y observó con una media sonrisa a su querido novio.
— Harry, vivimos aquí. — mencionó casi rodando los ojos. — Es nuestro hogar, idiota. — se burló. — Y dime que estás desesperado por que te folle. — colocó la pequeña taza sobre uno de los muebles y tomó las manos de Harry entre las suyas. — Estoy segurísimo que te ves mucho mejor desnudo. — guiñó un ojo y lanzó un corto besito al aire.
Harry se sonrojó furiosamente, aún sabiendo perfectamente que Louis estaría próximo a ser su esposo y lo conocía perfectamente bien.
Muy bien.
— Eres lo más precioso que van a ver mis ojos jamás, ¿lo sabías? — confesó llevando sus manos a las huesudas caderas del más alto. Con sus pulgares comenzó a trazar círculos y acercó sus labios hasta la piel del cuello del rizado. — Desnúdate para mí, amor. Por favor. — casi suplicó en un susurro dejando aire caliente sobre la piel ajena.
Harry tragó saliva sonoramente y asintió a la petición con muchas ganas de complacer a su pareja.
Comenzó quitando el saco color mostaza con una velocidad casi increíble, continuó con la camiseta blanca casi a la misma velocidad, y por último quitó el pantalón de cuadros.
Estaba casi desnudo frente a Louis.
— No te las quites. — dijo Louis al notar que Harry tomaba asiento sobre la cama para poder deshacerse de sus medias. — Follarte con ellas puestas seguramente será muy caliente.
Harry rió y abrazó su propia cintura casi al instante.
— No puedo creer que te sientas así de tímido cuando me las has chupado casi como un millón de veces, amor. — rió pasando sus manos por los dedos largos del mayor.
— ¡Louis!
— Hmm. Así vas a chillar cuando esté enterrado en ti ahora mismo.
Harry ocultó su rostro furiosamente rojo en el pecho del mayor.
— ¿Sabes qué es lo peor de todo? — preguntó en un pequeño susurro.
— ¿Qué?
— Que todo lo que me estás diciendo me hace querer montar tu pene muy rápido y sin descanso.
— Lo sé, cariño. Sé cuánto amas mi gran pene enterrado en tu culo. — acarició el cabello del más alto como forma de consuelo y comprensión.
