[Capítulo 1]

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Tres años antes...

Esa misma noche tuve una pesadilla, había tenido muchas otras antes pero está era completamente diferente al resto. Me desperté a gritos y con fuertes temblores. No eres como ellos Jessica. Mis padres vinieron corriendo a mi habitación y me encontraron sentada en el suelo con el rostro entre mis piernas. Nada es real. Mi madre anduvo hacía mí y se sentó a mi lado para rodearme y sostenerme entre sus brazos. Lloré desconsolada y temerosa. Ven con nosotros.

- No puedo más... salir de mi mente – grité fuerte para que me oyera quien fuera que estuviera en mi mente.

- Tranquila cariño, estoy aquí contigo – decía mientras me acariciaba suavemente el pelo.

Pude verlo. Vi cómo, mientras me decía aquellas palabras, miraba a mi padre buscando ayuda y la verdad. ¿Cómo lo sabía? Porque lo sentía muy fuerte dentro de mi... Algo me ocultaban. Te mienten Jessica. Siempre lo han hecho.

- Mamá... - susurré mientras me incorporada para mirarla a los ojos.

- Dime cariño - su mirada lo decía todo. Sabía perfectamente lo que iba a decir.

- ¿Quién es Jessica? – solté directamente.

El rostro de todos los presentes cambió por completo. Se miraban entre ellos. Notaba miedo. Pánico.

- Mañana hablamos ¿vale? – acarició mi mejilla cariñosamente – Hoy es tu cumpleaños y además debes descansar que será un gran día.

Desvió su miranda de mí y se levantó dejándome sola sentada en el suelo. Yo hice lo mismo y me metí en la cama sin siquiera mirarlos a la cara. No les hablé. No me despedí. Solo cerré los ojos y quise que todo esto solo fuera un sueño y mañana todo volviera a la realidad. Pero no iba a ser así.

-*-

Me desperté por los ruidos que estaban comenzando a surgir en la casa. Mis padres estarían preparando el desayuno y mi hermano seguiría en la cama. Encendí la luz y me quedé mirando el techo. Lo de anoche no había sido un sueño. Debería averiguar quién era Jessica y que tenía que ver ella conmigo.

Me vestí y salí por la puerta de mi habitación. Iba a bajar directa a la cocina pero vi a mi hermano André tirado en la cama durmiendo como un tronco. Eran las 11:00. Entré con cuidado sin hacer ni un ruido y cuando llegué a la altura de su cama me tiré encima de el con todas mis fuerzas. No pude evitar reírme ya que se dio tal susto que acabé en el suelo cayendo de culo.

- ¡Bianca! - gritó mi hermano.

- Admite que ha sido buenísimo - No podía parar de reírme y las palabras se me atascaban de la tos que me estaba hasta entrando.

- ¿Te crees muy graciosa no? - dijo ya con una sonrisa - Ahora me toca a mí. Donde las dan, las toman.*

Se levantó tan rápido que no me dio tiempo a reacción. En pocos segundos le tenía encima sosteniéndome fuerte para agarrarme y ponerme sobre su hombro. Y si fuera poco empezó a girar en círculos.

-¡André! Bájame ahora mismo, me estoy mareando imbécil – pero no me hizo ningún caso. – Te lo estoy diciendo muy enserio.

Paró.

-Pide perdón por despertarme y me lo pienso

-Perdóname pero bájame ¡Ya! – grité sacudiendo las piernas. Surgió efecto. – Gracias, madre mía que mareo me has dejado.

- Y tú a mi dolor de cabeza todos los días y no me quejo – Le di un puñetazo y me dispuse a salir por la puerta – Bianca

- ¿Si?

- Muchísimas felicidades, ya son dieseis añazos. – me dijo guiñándome el ojo

- Si, ya ves cómo pasa el tiempo – sonreí y me fui.

Bajando las escaleras pude oír que mis padres estaban hablando y era sobre mí. Que obvio después de lo de ayer.

-Nos va a hacer preguntas John y vamos a tener que contarla todo. De hoy no va a pasar y eso me preocupa – oí como comenzó a llorar por lo que me asomé un poco para poder observar justo a tiempo a que mi padre la abrazara y la secara las lágrimas – No quiero perder a nuestra hija.

Eso último me preocupó ¿Por qué iban a perderme? Nunca había dejado de hablar a mis padres, como mucho me había enfadado con ellos como cualquier hija. Pero enseguida estaba bien de nuevo con ellos.

-Esperemos que lo entienda, Bianca es una chica muy lista y nos quiere muchísimo y lo sabes – respondió mi padre.

-Pero la hemos estado mintiendo y eso no me lo perdonaré.

Decidí dejar de escuchar porque ya no podía más así que acabe de bajar las escaleras. En cuanto me vieron se separaron y mi madre se dio la vuelta para secarse las lágrimas y seguir haciendo el desayuno. Mi padre inmediatamente se acercó a mí y me abrazó.

-Felicidades a la niña de mis ojos – era un hombre muy serio y rígido. Muy bien vestido siempre con sus trajes y corbatas a juego. De rostro alargado, ojos castaños claros y una sonrisa increíble. No es por que fuera mi padre pero era un hombre muy guapo.

- Gracias papá – me separé de él y le di un beso en la mejilla junto con una sonrisa forzada. Mi madre se volvió hacia mí, recuperando la compostura, y se acercó también dándome un fuerte abrazo.

- Felicidades cariño. Hace cuatro días estabas correteando por los pasillos como una loca buscando a tu hermano – unas lágrimas cayeron por sus mejillas sonrojadas por el calor humedeciendo su rostro. Fue instintivo y alcé mi mano para acariciarla y secárselas.

- No llores mamá aún te queda muchos años más por aguantarme – sonreí.

Me separé de ella y me dispuse a ayudar cuando André se acercó por detrás de mí y me tendió una bolsa de pequeño tamaño azul. Era simple y tenía las esquinas algo rasgadas y desgastadas. No era nueva ya que algo de polvo podía verse en ella. Todos me observaban sonriendo, querían saber si me gustaba. Despegue el celo que cerraba la bolsa con dificultad. De dentro saqué una pequeña caja de cuero negro. La abrí.

- ¿Qué te parece? – me preguntó mi padre.

Era un collar de plata precioso donde se podía observar que colgaba de él una fina y pequeña ala de ángel. No había visto nada vas bonito nunca.

- Es precioso, muchísimas gracias de verdad - respondí

No podía dejar de mirarle. Estaba completamente perdida en el hasta que sucedió. Miles de imágenes pasaron por mi mente. Gente gritando. Destrucción. Una mujer huyendo. Un bebe. Por un segundo pude ver como lo abandonaban metido en una cesta en la puerta de una casa. Pero no era cualquier casa, era la mía. Iba acompañado de una nota. Nunca olvides lo que eres, ni quién eres Jessica. Siempre te querré. Todo volvió a la normalidad y varias lágrimas cayeron por mis mejillas. Se acercaron a mi asustados.

- ¿Qué pasa Bianca? – preguntó mi hermano agarrándome la mano.

- ¿Quién es Jessica? No me mintáis más por favor – recorrí sus miradas de forma rápida para detenerme en la de mi madre – Porque se perfectamente que lo estáis haciendo. – hubo un largo silencio.

- Lo hicimos por tu bien y porque pudieras tener una vida normal – siseó mi padre rompiendo el hielo. Mi madre le miró como si estuviera cometiendo el mayor error de su vida. - ¿No te das cuenta?

- Si es por mi bien decirlo ya – me sequé las lágrimas y cambié mi postura a más seria - ¿Quién es ella?

- Tú Bianca – respondió mi madre apoyando las manos en la encimera y dejando caer todo su peso sobre ellas – Tu verdadero nombre es Jessica, no Bianca.

Saga Los Vigilantes 01: El Talismán de Saturno© [REINICIANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora