Elizabeth.

37 6 1
                                    

Recuerdos negros, corazones negros.
Días negros, sentado al borde de la cornisa,
Sintiendo mi cuerpo despedazado, traicionado.
Como si desde la cúspide de la esperanza,
Callera por sus peldaños hasta el abismo.
En tromba llegaron los tormentos,
La nostalgia, la penumbra junto al silencio.
Si, es verdad, era porque estaba ebrio.
Me ahogué en su prometedor  elixir del olvido, iluso,
Pero aún así, me ahogué muchas veces más.
Como también tragué muchas veces
El seco y amargo nudo en mi garganta,
Sentir crujir mi voz cuando hablaba,
Divisar a lo lejos en los aledaños,
Como Mi vida  vestía de negro.
Recuerdos negros, corazones negros.
Días negros, sentado en la cornisa,
Volví a percibir como en mi rostro,
Después de mucho tiempo, se me hacian
Hoyuelos de la inusual sonrisa.
Elizabeth, la mujer que a llegado por sorpresa,
Y me a hecho apreciarla de imprevisto.
No es una princesa con castillo
Ni de vestidos esbeltos,
Es un alma casi extinta que hoy en día,
Nadie aprecia lo hermoso que lleva dentro.
El sonar melifluo de su voz,
Las tardes negras a mi me alumbra
Y no se si es por su cantar, o por el deseo
De probar el dulzor de su boca.
Recuerdos negros, corazones negros.
Días negros, sentado al borde de la cornisa,
Quizás condenando mi corazón a sufrir de nuevo,
Pero Elizabeth se ha posado en mi mente,
Y no quisiera espantar a tan bella mariposa.

Poemas de Whisky. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora