El chico de agua

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      Un estereotipo de chico perfecto, ojos azules, rubio, piel clara, boca y nariz pequeñas, alto  atractivo, de unos dieciséis años diremos. Este chico vivía en un poblado normal, con una vida normal de una clase media, su padre era pesador y su madre encargada de una tienda de alimentación. El chico era el mayor de 4 hermanos, todos parecidos a el y cada uno destacaba en algo. Su hermana seguida de el, era experta en música, tocaba el piano de una forma divina y se iba a dedicar a la música, su hermano siguiente era experto en matemáticas, quería ser un gran físico matemático y descifrar todas las operaciones del mundo, porque el decía que no hay ningún numero ni finito, ni imposible, y el hermano más pequeño era un auténtico experto en historia, con tan solo 10 años era capaz de decirte todas las etapas y su desarrollo de la primera y segunda guerra mundial, era alucinante. Sus padres eran muy felices de tener unos hijos con un don a temprana edad, así lo desarrollarían más a lo largo de su vida y triunfarían en ello, el único problema que había en la familia, era el mayor, este chico, no sabía que quería hacer. En todo le iba bien, en las notas, en la sociedad, en todo, el problema es que todo lo hacía sin ilusión, todo excepto una cosa, en escuchar el mar.

     El chico se podía pasar las horas mirando el enorme mar en la playa, si sus padres le dejasen, se podía pasar los días, nadie sabía que pasaba por su mente mientras miraba esa enorme masa de agua salada. El chico era solo feliz con eso, mirando al mar, pero ¿Era feliz por las vistas? ¿Era feliz por ese enorme mar? No, era feliz por esas ideas que el mar le daba, esos silencios con el mar de fondo le hacían pensar en tantísimos recuerdos, tantísimas historias que escribir, tantísimos escritos. 

     Un buen día, el chico fue a pedirle dinero a su mamá para "material escolar",  y con mucha ilusión compró una libreta y un bolígrafo, y rápidamente, saltándose sus clases, fue enfrente del mar, y se puso a escribir todo aquello que pensaba, todas aquellas historias y todos aquellos poemas:

Una marea alta me ahoga con su encanto,

y mientras, yo voy remando en busca de hundirme más

pues todos los días aprecio lo hermoso que es este mar

y no hay mayor deseo

y no hay mayor honor y libertad

que esta marea, con toda su hermosura

haga de mí, parte de alta mar.

     El chico pasó las horas escondido en la playa escribiendo y escribiendo sobre todo aquello que venía a su mente, estaba más feliz que nunca y tenía muchas ganas de que todos vieran esa hermosa vocación a la que no sabía dar un nombre. Se dirigió con sus padres corriendo, quería enseñarles que ya, en tan solo 6 horas, había terminado un libro lleno de micro historias y poemas. Los padres, al ver que no fue a la  escuela y que solo se dedicó a eso, se asombraron, habían encontrado el talento de su hijo, así que con ansias empezaron a leer esa bonitas maravillosas cosas que decía su hijo que había escrito pero, al leer aquella joya hecha por el chico, se encontraron con todo lo contrario, historias dramáticas de naufragios, ahogos, suicidios en el mar, y poemas que solo acababan describiendo lo hermoso que sería hacerse uno con la enorme masa marina, y como cualquier persona, se preocuparon y con miedo le dijeron:

-  Hijo... ¿Tu quieres morir? ¿Tu quieres ser el protagonista de estas historias?

     El chico esperaba otra reacción, el había puesto empeño en esas historias, le resultaban muy interesantes y ahí se expresaba toda su imaginación, por ello, preocupado por su pregunta al no comprenderla, le miró extrañado y le dijo:

- ¿Por qué querría hacer eso?

     Los padres no comprendieron bien su respuesta, así que para evitar tragedias, preocupados, cambiaron de escuela al chico, por escribir odas y poetas tan drásticos e historias tan trágicas sobre la muerte. Lo llevaron a un internado, lejos del mar por su enorme preocupación, y ahí lo dejaron. El chico, pasaba los días encerrado ahí, pensando en qué hizo mal, en por qué lo "castigaron", el por qué pensaban así de mal sobre el, de qué querían protegerlo. 

     Durante su estancia allí, lo único que hacía el chico era escribir todo lo que añoraba, toda su impotencia, y derramar lágrimas, hasta que, un día, se acordó mientras lloraba de la mar, más que nunca, ya que había probado la sal de una de sus lágrimas que se deslizó hasta su boca, y eso le trajo más recuerdos que nunca y una enorme idea. Durante horas y días se puso a llorar dentro de una bañera, sin parar, solo dejaba que su impotencia y su desesperación la llenasen de lágrimas, y tras una semana, vio que la bañera ya estaba llena, y se alegró bastante. Ese día salió de ahí, y escribió una enorme carta a sus padres, asistió a clases, comió bastante, jugó y se comportó como un niño normal, o más bien, ese día lo vivió como el más feliz de su vida, y quien iba a decir que ese día, lo iba a ser.

     El chico selló sus libros escritos por el, los firmó, y los dejó dentro de la mochila, se metió en el baño sin quitarse la ropa, se ató las manos y pies y se dejó hundir en ese agua salada, hasta quedarse sin aire y sentirse como uno más de esa masa.

     Los padres recibieron la noticia, esa familia quedó destrozada, quemaron el cuerpo del muchacho y sus libros, y los tiraron a la mar. Esa familia se mudó y no pudo ver ni sentir el agua salada nunca más, pero lo que no se dieron cuenta es que su hijo nunca les abandonó, nunca les dejó, pues el dejó una marca en el mundo, el se quedó en el mar.


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⏰ Última actualización: Apr 17, 2021 ⏰

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