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-Christine... Christine dile a Erik que pare, Oh por favor...

-No Erik... Quiero que sigas - susurró cuando sentía cómo él recorría sus piernas con las manos, éstas temblaban anormalmente.

-Oh Christine... Duele...duele mucho
¿Por qué duele Christine?

La Soprano no entendió a lo que se refería, pero cuando ella misma sintió ese dolor en su parte privada, entendió todo.

-Oh Erik... Necesito...

-Oh mi Christine ¿Que necesita?

-A ti... Erik, ne...necesito que...

-No Christine, por favor, Erik no puede- susurró en la endidura de su cuello mientras apretaba la sábana a los costados de ella.

-Erik... ¿Te duele?- él asintió - A mí también, ésta es la única manera Erik... Tu esposa te necesita, ella te ama y quiere que lo hagas.

-Oh ¿a Christine le duele? Oh mi ángel, Erik te causó dolor. No le pidas a Erik que lo alivie, eso no.

-Te lo suplico, tú quieres esto tanto como yo Erik, mi Erik, p...puedo sentirlo.

La joven posó sus manos en los hombros del compositor y deslizó sus uñas a lo largo de su espalda. Ganándose un gruñido por su parte.

-Christine...

La joven bajó sus manos por los lados hasta su cinturón en dónde él se sobresaltó antes sus intenciones.

-Sólo bésame- susurró mientras capturaba sus labios en un beso apasionado, tratando de distraerlo de lo que hacía.

La burbuja que habían construido se reventó en el momento en que ella trató de sacar a su amigo de su prisión.

-Aghh ¡Víbora!- murmuró por lo bajo, acercando su boca hacia su oído -No juegues con el fantasma Christine...

-No estoy jugando, quiero que me tomes ésta noche Erik.

-¿Acaso Christine está sorda? ¡No puedo!, Erik no puede hacerle eso a un ángel.

-No soy un ángel y tú no eres una bestia.

Aquello pareció calmarlo y podía sentir su cuerpo temblar sobre el suyo, él estaba aguantando, tratando de suprimir su propio deseo, pero no le estaba funcionando, podía notarlo.

-Nadie nunca ha querido a Erik...- murmuró más para él que para ella.

Aquello le rompió el corazón. Oh podía imaginarse a un pequeño Erik, a quien le negaron el amor. Incluso su propia madre.


Oh mi pobre Erik... ¿Qué te hicieron?

-Erik, aquí estoy y te amo, lo haremos juntos, pero quiero que seamos uno para siempre.

-Para siempre...

Ella asintió y tomó su rostro con ambas manos, para así besarlo tiernamente.

-Erik leyó libros... él sabe...que debe poner...

Touch meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora