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24. Carta para el chico con lentes 

En esta carta te escribí todo lo que no pude decirte de frente.

Desde que te vi en ese viejo parque sentado cerca de un árbol con un libro en la mano me di cuenta que eras tú, el chico que estaba buscando, Chico que siempre se escondía detrás de un hermoso libro y unos lentes a la medida, Lentes que no me dejaban ver tus hermosos ojos, Ojos que me hicieron jadiar cuando me miraste y sonreíste, Sonrisa que me enamoro en el primer segundo, Segundo que basto para crearme una historia entre los dos donde llorabas al verme llegas al altar y casarnos, donde teníamos dos hermosos niños por nombre Camila y Erkan.

Seguí frecuentado aquel viejo parque y me di cuenta de que siempre ibas los marte, jueves y sábado, días donde eran los mejores para mí, aunque no hablábamos, pero con solo observarte desde el otro extremo sentada en una vieja banca con solo eso era muy feliz.

Aquella tarde del martes fue la mejor, me miraste de nuevo y sentí dragones en mi estómago en vez de mariposas.

Me sonreíste por segunda vez y sentí que me enamoré dos veces de la misma persona ¿se puede eso?

Aquella tarde te veías hermoso, más hermoso que todos los días, estabas leyendo el mismo libro, mismo libro que comencé a leer para saber de qué trataba y ya sé porque casi no quitas tus hermosos ojos de la página de aquel hermoso libro con hermosas letras, Letras que comenzaron a ser mis favoritas de leer, Favorita se convirtió tu sonrisa cuando me sonreíste por tercera vez.

El jueves llegue un poco tarde a aquel viejo parque, Parque en el cual conocí al hermoso chico de lentes a la medida con ojos negros y siempre llevara el mismo libro.

Aquel jueves me tome el atrevimiento de seguirte y saber a dónde vivías, no creas que te estaba acosando, eso jamás. Vives a solo tres cuadra del viejo parque.

Sábado llego, pero no llegaste tú, ese día sentí que algo no iba bien, pero te esperé y nunca llegaste. Pasaron semanas y nunca fuiste de nuevo. Caminé hasta tu casa y me senté en el suelo a una esquina de tu hermosa casa, vi tus padres llegar no se veían bien, tú tampoco. Me preocupe mucho y me atreví a preguntar a tus vecinas y ellas me dijeron que un hermano de tu padre había fallecido y pueda que ustedes también se vayan del país.

Estaba súper triste porque nunca ibas a saber de mis sentimientos y amor por ti, esa mismo noche tomé lápiz y papel, y escribí mis sentimientos, al día siguiente la deje en el correo de tu casa con destino al chico con lentes.

No sé si leíste mi carta, pero soy esa chica que no tuvo coraje de acercarse y preguntar por tu nombre y si querías ser mi amigo y que el tiempo decidiera.

Mi chico de lentes a la medida con ojos negros y hermosa sonrisa. 

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Chico con lentes ¡Ja!

Pedazos de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora