Quince Años

21 2 0
                                    

A veces me preguntaba respecto a los días que debía restarle al calendario, había dejado de lado mi viejo diario.

A veces cuestionaba mi existencia, deseando la muerte o un estado de inconsciencia.

Deambulaba por la vida como una pequeña vagabunda, con deseos suicidas y moribunda. Casi como si desease que alguien me golpease tan fuerte que por un momento muriese, para despertar de nuevo en un contexto diferente.

Como siempre, atormentada y confundida, callada y deprimida. ¿Acaso alguien gozaría de tal alegría cuando los quince años estaban a la vuelta de la esquina?, muchas jóvenes esperaban ansiosas tal fecha para convertirse en señoras y sonreír a lo nuevo. Yo solo escribía para contener mis lágrimas y el remordimiento.

Quince años, váyase usted a enterar de mi vida privada, pero es que no todo se sirve en bandeja de plata. Mis ojos hinchados por lágrimas retenidas, deseosas de abandonar mis cuencas y recibir su propia vida, su momento de brillo como yo le diría.

Déjeme expresarle que desde hace tanto deseaba ser abrazada, que alguien me rodease con cariño y me susurrase al oído que todo estaría bien. A veces me preguntaba si esa persona existía o algún día existiría sin falta, creo que me he equivocado en tales suposiciones. Nadie sería capaz de aguantar a una chiquilla inmadura de mi tipo, ¿no es así?

Muchos divulgaron que por haber nacido en una buena familia de buen apellido mis padres no habrían de darme algo más que lo que ya habían podido. Cuanto deseaba aquello, se lo digo en verdad. Cuestiono mi existencia por tal motivo, desearía abandonarlo todo y que todo se resolviese sin tener que considerarme cada cinco minutos y agregar que mi mísera existencia no es requerida para ciertas cosas, le he de preguntar a usted, ¿de qué sirve ser un estorbo?

He leído mucho, historias con finales felices, otras con finales amargos, algunas con finales abiertos y otras con finales que no valen la pena ni leer. Sé que usted no ha de concordar conmigo en ciertos puntos pero, ¿no se ha sentido identificado con ciertos pasajes citados en libros que relatan la fantasía?, ¿cree que en mi pequeño cuerpo de niña no descansa un ferviente deseo de aniquilar a alguien o siquiera matarme?

Míreme por favor, no aparte la mirada. No habla ante una joven que perdió la cordura dos días antes de presentarse ante la sociedad como una dama. Si pude llegar a provocar en usted cierto miedo, le ruego me perdone. Por favor, solo continúe en calma. No le cuente esto a la señora de la casa, se ha de preocupar por una simple confesión sin gracia.  A mi hermana no ha de decirle siquiera una palabra, me acusaría de ocultarle lo que siento y lo que le cuento al alba.

Así ha de ser de ahora en adelante, si es que de contar mis problemas se trate.


Poemas e Historias CortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora