pg 4

8 0 0
                                    

—Que ego tan grande el tuyo -digo con una risa y el profesor nota que Hero y yo estamos hablando nos pide que guardemos silencio y todos nos miran con curiosidad a excepción de la novia de Hero que parece que se levantará a golpearme en cualquier momento, después ignoro a Hero quien pasa la clase entera mirándome. Una hora después suena la campana y salgo del salón en busca de mi casillero me parece algo difícil ya que no se ni donde estoy parada.

—¿Necesitas ayuda? —pregunta la chica albina que estaba con Liam hace hace una hora.

—No quisiera molestar, me las arreglare sola —digo con sinceridad.

—No es molestia, me encantaría ayudar a la chica de la que todos están hablando.

—Esta bien, estoy buscando mi casillero —le muestro mi llave que tiene el número 67 escrito.

—¡Pero que casualidad está junto al mío! ven es por acá —la chica albina toma mi mano y me guía a mi casillero, pasamos por algunos pasillos y se detiene —¡Llegamos!

—Gracias, eres muy amable.

—No hay de que, por cierto mi nombre es Rosy mucho gusto —Rosy estrecha su mano con la mía.

—Mucho gusto, creo que tú ya sabes mi nombre —digo mientras abro mi casillero y meto algunas de mis cosas.

—Si, hablando de eso, perdón por lo de esta mañana me fue imposible darte la bienvenida de manera adecuada, Deb no cerraba la boca.

De nuevo la campana suena indicando que es hora de mi próxima clase, también interrumpe la plática que tengo con Rosy me dice que ya tendremos tiempo para hablar y se marcha no antes de decirme cómo llegar a mi clase de historia. Pasan las horas exactamente igual que la primera solo que en mis próximas clases no coincido con Hero, ni con sus amigos y novia lo cual agradezco.

Por fin llega la hora del descanso y mi estómago lo sabe, salgo del salon rápidamente, sigo a la mayoría de chicos es claro que van a la cafetería cuando llego quedó impactada era obvio que el comedor sería igual de grande que la escuela pero no me imaginé que tanto, tiene enormes ventanales que dan vista al gigantesco campo de fútbol, los colores son alegres naranja, amarillo y rojo, tomo una bandeja y voy por algo de comer me sirven puré de papa y una carne de pinta dudosa la acompaño con un jugo de manzana que compre en la máquina expendedora, busco una mesa vacía tengo suerte de encontrar una, me dirijo a ella y si, de nuevo me miran como si fuera un animal exótico, escucho algunos comentarios sobre mi, volteo discretamente en dirección donde escucho mi nombre y sorpresa es Hero y un montón de chicos quienes me miran, su novia la que está a un lado de él parece molesta, de nuevo escucho mi nombre pero esta vez a mi lado, volteo mi rostro, es Rosy quien se sienta junto a mi me mira unos segundos y nuevamente se pone de pie.

—¡Bien chicos les aconsejo que se apresuren a comer, es molesto que miren así a las personas! —grita Rosy me sorprende como todos le hacen casó, la verdad es que su voz sonó como si tuviera un altavoz.

—Gracias —le digo con sinceridad.

—Se que es duro ser la chica nueva y más cuando es alguien como tú —dice Rosy mientras toma un poco de agua.

—¿Alguien como yo?—pregunto confundida.

—Ya sabes, alguien tan bonita como tú no pasaría por desapercibida, lo sabes ¿no?

—No realmente —respondo, la verdad es que siempre me he sentido guapa, nunca he tenido problema con mi apariencia o mi cuerpo, lo que me sorprende es que tantas personas lo crean aún con un montón de chicas guapas a su alrededor.

–Que modesta eres —dice Rosy y de nuevo bebe agua—. Me encanta tu delineado es espectacular.

—Pues gracias, es un delineado muy sencillo —digo mientras pruebo mi comida que extrañamente está muy buena.

Te quiero a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora