Suki Kirai

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Ray caminaba muy molesto, había pasado muy mala noche y al entrar a la escuela, se sintió aún más irritado, odiaba destacar, y por culpa de esa chica, su vida pacifica se arruinó. Apenas la conocía, ¡y ella se confesó de esa manera tan llamativa!

El día de ayer, estaba totalmente tranquilo disfrutando de una hora libre y conversaba con su amigo Norman, cuando la gente empezó a gritar algo que no entendía.

"¡Fuego!, ¡fuego!, ¡el jardín se esta incendiando!", cuando oyó eso, él y su amigo Norman corrieron hacia la ventana.

Pero cual fue su sorpresa cuando la chica nueva y revoltosa había escrito con gasolina en el jardín, "Te amo Ray", y luego le prendió fuego para llamar su atención.

¿Cómo se enteró ella que era un pirómano de closet!

Avergonzado era poco para describir como se sentía, pero luego los rociadores del jardín se encendieron y aquella chica se empapó toda junto con el hermoso fuego, después, el profesor Yuugo la persiguió por todo el campus, sin duda se merecía el regaño. Pero él no se merecía esas burlas, ni mucho menos se merecía el recordatorio de esa confesión, ahora veía el pasto quemado con esa frase y siempre se ponía rojo al recordar dicho evento.

—La odio — Ray llegó a su escritorio y fue lo primero que le dijo a Norman, quien solo reía bastante al verlo sufrir, ¿y ese se hacía llamar su amigo?

—A mi me pareció tierno —

—Pues se te hubiera confesado a ti — Ray seguía molestó, escondió su rostro entre sus brazos y fingió dormir encima del escritorio.

Su vida escolar no podía ser peor.

—¡Norman! — La voz de aquella chica problemática se oyó en el salón, Ray instintivamente se levantó, viendo aquellos ojos verdes mirar a su amigo con furia.

¿Y ahora qué se le ocurría a esta chica?

—¡Te reto a un duelo! — Ella sonrió con superioridad, mientras ponía las manos en su cintura y alzaba un poco su mentón, como si estuviera muy orgullosa de algo.

—¿Duelo? — Norman estaba igual de perplejo que él.

Ray no pudo evitar mirarla, ella le miró también, y la atmosfera se puso un poco incomoda por parte de él.

—Buenos días, Ray — Ella simplemente lo saludó como si lo de ayer no hubiera sido nada.

—Ho-hola.. — Respondió Ray algo incómodo.

—¿Cómo que duelo? — Norman los trajo de nuevo a la realidad.

—Si, ¡voy a anotarme para la siguiente elección presidencial! — Ella se señaló así misma, con mucha confianza — ¡Si gano entonces tendrás que renunciar al amor de Ray! — Declaró ella señalándolo.

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