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Hanahaki

La primera vez que sucedió, solamente llevaba unos días en ese mundo, ella empezó a toser sin control, cuando termino, ella lo notó, un pétalo de rosa estaba en sus manos, la dejo muy confundida cuando eso paso, además de asustada, por lo cual no se lo comentó al abuelo, para no preocuparlo.

En los dos años de su vida con Alex Mikhaylov, solo había tosido pétalos en un par de ocasiones, por lo cual, dejo de prestarle importancia, algo que solo era pasajero, pero estaba muy equivocada. Solo fue hasta que su familia la había encontrado que aquella enfermedad volvió, aún más agresiva que antes.

Todos los días tosía pétalos de rosas, hasta que los rojos pétalos comenzaron a confundirse con sangre. ¿Acaso iba a morir?, ¿morir cuando por fin que se había reencontrado con su amada familia?, esas preguntas rondaban todas las noches en su cabeza.

Emma uso el internet, buscando información sobre aquella enfermedad, hasta que encontró uno que encajaba con sus síntomas "Enfermedad de Hanahaki", se sorprendió mucho al leer sobre esos casos, y mucho más porque se daba por tener un "amor no correspondido".

¿Ella estaba enamorada?, pero... ¿de quién?, contuvo el aliento mientras los pétalos volvieron a salir de su boca sin control, junto a la sangre, manchando su ropa. Tenía que ocultar las evidencias, porque su familia se asustaría bastante al saber sobre aquella enfermedad, por eso ella lo guardo en secreto.

Solo había dos curas según esa página de internet, ser correspondida por la persona que ella amaba; o retirar las flores por cirugía, pero eso último solo causaría que se quedará sin sentimientos, por lo cual, la segunda opción no era realmente una opción. Pero... ¿morir?, ella no podía dejar a su familia otra vez, ya habían sufrido lo suficiente como para volver a sufrir por su desaparición, pero no sabía que hacer.

Decidió buscar pistas sobre la persona que le gustaba, no sabía quien era, era un completo misterio, pero de alguna forma tenía que darse de cuenta de quien era, tenía mucho miedo de que fuera muy tarde para hacer algo.

Comenzó con los más cercanos, Norman quien siempre le miraba con dulzura y quería pasar tiempo con ella, él fue el primer candidato. Ciertamente, era un candidato muy fuerte ya que Emma podía notarlo, su mirada era de un amor indescriptible hacía ella, él haría lo que fuera por ella, de eso no le cabía duda; y fue exactamente por eso que lo descartó de primera, porque si ella estuviera enamorada de él, no tendría Hanahaki por ningún motivo.

Estaba algo preocupada por él, ¿y si desarrollaba Hanahaki por su culpa?, odiaría la idea de perder a esa persona tan importante para ella.

—¿Qué sucede? — Y mientras estaban conversando, ella se perdió entre sus pensamientos.

—No es nada — Ella le sonrió para tranquilizarlo.

—Si hay algo que te este molestando, puedes decírmelo, Emma — Esa brillante sonrisa solo la hacía sentir aún más triste.

El dolor agudo en su pecho volvió, Emma tosió un poco, sabiendo que tendría un ataque, disimuladamente tomó un pañuelo para tapar su boca, esperaba que no se diera de cuenta, afortunadamente para ella, solo fue un pétalo lo que escupió, algo que Norman no pudo ver ya que lo ocultó ágilmente en el pañuelo.

—Solo estaba pensando sobre mis memorias perdidas — Ella le aseguró mientras le miraba con sus ojos verdes, rezando porque no le pusiera más atención.

—No tienes que preocuparte por eso, lo importante ahora es que tendremos nuevas memorias juntos — él le aseguró bastante contento.

Emma asintió, era cierto en parte, habían hecho memorias nuevas, pero la enfermedad de Hanahaki seguía presente a pesar de no recordar a la persona que ella amaba, por lo cual, si eran importantes esas memorias porque su cuerpo seguía sufriendo de amor.