Capitulo 2

50 6 0
                                    

-¡Chica seeexy!-gritó Haydeen cuando me vio. Haydeen está bastante loca y es una escandalosa.

-Hola guapetona-contesté dándole un abrazo

-Tia, ¿cómo llevas esa sudadera? ¡Déjanos ver tus curvas!-exclamó Greta

-¡No!-exclamé-Tengo frío...

-Siempre tienes frío Lexie... -exclamó Martina, una de las animadoras.

Yo les guiñé un ojo y abrí el bolsillo de mi mochila. Me saqué un cigarrillo y me lo encendí. Mis amigas creen que fumo por moda pero la verdad es que lo hago porque es la única manera que tengo de vencer a la ansiedad.

-Deja respirar a tus pulmones, Lexie-dijo Bridgette apareciendo detrás de mi. Mostró su perfecta sonrisa y me pidió uno.

-Luego me lo pagas, zorra-le dije de broma.

-¿Vas a ir a clase?-me preguntó

-Si. Tengo geografía. ¿Y tú?

-No. Me voy a casa de Ben- contestó con una sonrisa picarona.

A casa de Ben... Sonreí forzosamente ya que recordé cuando yo fui a casa de Mark.

Mark era un chico muy guapo que tenía un año más que yo. Era amigo de un amigo de Greta y un día que quedamos muchos para ir a cenar me lo presentaron.

Me gustaba mucho ese chico. Conducía una moto y se hacía respetar. No tardamos mucho en empezar a salir. Yo estaba en una nube. Era más de lo que podía pedir.

Cuando miro hacia atrás comprendo la mala influencia que era para mí. Pero en ese momento me quería. Yo le quería. Eramos completamente felices.

Él me recogía del instituto, nos íbamos juntos a tomar un helado... sin embargo, fue todo muy rápido. Lo hicimos cuando apenas llevábamos una semana saliendo juntos.

A partir de ese momento, todo fue perfecto. Hacíamos una pareja envidiable. Hubo días que hacía como Bridgette. Me iba a su casa en vez de ir a clase.

Sin embargo, reconozco que no todo era bonito. Todos los sábados nos íbamos de fiesta y Mark bebía mucho.

Era una persona muy desequilibrada cuando bebía y bastante violento. Como odiaba esos días. Esos sábados.

Al principio era más como una anécdota pero todos los sábados se metía en alguna pelea. Cuando bebía se comportaba como un pulpo. No me dejaba tranquila y exigía que lo hiciéramos.

Pero, llegó un momento en el que me empezó a insultar. Y eran insultos crueles.

A pesar de que me convencía a mi misma de que estaba borracho y no lo decía en serio, yo sabía que los borrachos dicen la verdad.

Así que esos insultos me empezaron a pasar factura.

Por las noches me recordaba todo lo que Mark me decía y me convencí a mí misma de lo gorda, fea e inútil que era.

Me convencí de que estaba estorbando siempre, que no se me daba nada bien y que era absolutamente tonta.

Cada vez que me miraba al espejo me veía a mi misma como una chica con sobrepeso y con baja autoestima. Con muy baja autoestima.

Cada mañana tenía que fingir lo feliz que era. Ponerme maquillaje para ocultar mis ojos hinchados por el exceso de lágrimas e inventar excusas para que mis amigas no sospechasen nada de por qué no comía.

Todos los días eran una pesadilla.

Y hoy fue la excepción.

-Que zorra que eres. ¡Pero si la otra noche te estuviste tirando a Tom!- exclamó Haydeen entre risas.

Rebelde adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora