Me despertaron unas risas y voces cada vez más altas. Un poco desorientada, abrí los ojos y empecé a incorporarme.
-¡Anda, pero si la princesita se está despertando!-exclamó una voz masculina. Esbocé una tímida sonrisa al ver al hermano de Georgina y al otro chico (con un nombre que había olvidado). Uno se estaba poniendo una camiseta en ese momento y el otro seguía tumbado en la cama.
-Buenos días-dije mientras estiraba los brazos. - lo de anoche estuvo muy bien.
-¿Muy bien? Estuvo genial. Cuando quieras, lo repetimos-dijo el amigo- pero sin ese gilipollas de ahí.
Sonreí al amigo de Aaron, el hermano de Georgiana.
-Lo tendré muy en cuenta-dije sinceramente mientras me levantaba de la cama. Ese chico (aunque no sabía su nombre) era muy guapo. Y por lo que podía recordar, muy bueno en la cama.
-¡Ey! ¿A dónde crees que vas?-dijo el amigo mientras me rodeaba por la cintura.-Dame un besito de despedida, anda. Que a saber cuando te veo, Lexie.
Genial, se sabía mi nombre. Sonreí y le do un beso en la mejilla.
-En la boca, no en la mejilla.
-No me vengas con exigencias.- me quejé. Me había acercado más a él y yo estaba de buen humor. Le di un pico rápido rápido en los labios pero casi enseguida, le volví a besar.
-Venga ya, no me jodais. Ni se os ocurra poneros otra vez a follar-exclamó el hermano de Georgiana interrumpiendo el beso.
-No estés celoso, Aaron-dije entre risad levantándome de la cama y dándole un abrazo. Aaron también era grandullón. Estaba en el equipo de lucha libre del instituto y estaba bastante fuerte.
-¿Celoso? ¿De ese ñoñas?-exclamó provocando la risa del amigo.
-Bueno, voy a ducharme. Iré a despedirme de Georgiana y me voy ya a mi casa-les dije mientras buscaba mi ropa.
-Nena, ya te podrías quedar un poco más. No nos puedes dejar con la miel en los labios.-dijo el amigo.- Y más si vas provocando, como estás haciendo ahora.
-¡No me mires, pervertido!-exclamé con falsa indignación mientras cubría de forma dramática mis pechos. Cogí la ropa y mi bolso que estaban a los pies de la cama y el amigo me pasó su móvil para que le apuntara mi número.
Se lo puse rápidamente y le di un pico como modo de despedida, al igual que al hermano de Georgiana. Crucé todo el pasillo para llegar al aseo y una vez allí, cerré la puerta con pestillo y me puse a analizar la situación ante el espejo.
Tenía el pelo despeinado, que me recogí en un moño alto. Lexie Damm. Oficialmente era la zorra animadora del instituto.
Me metí en la ducha y observé por un instante mi tatuado antebrazo. Una flor con sus toques oscuros con una calavera mejicana. Ese tatuaje tapaba completamente las cicatrices de ese momento de mi vida que aún seguía ahí, pero que prefería dejar atrás.
Era una chica aparentemente muy segura de sí misma, pero con esa disimulada inseguridad que a veces me recordaba quien era realmente.
El olor del champú hizo que me evadiera de esos pensamientos. Me había gustado esa noche. Me puse el vestido de anoche cuando salí de la ducha y me dirigí a la habitación de Georgiana.
Abrí la puerta silenciosamente. Georgiana y un chico estaban tumbados desnudos profundamente dormidos.
Fui a despertar a Georgiana para avisarle que me marchaba, pero cuando estaba a punto de inclinarme hacia ella, el chico se dio la vuelta y pude verle la cara.
Hacia tres años que no le veía. Tres años en los que había conseguido tirar todas sus fotografías excepto una. Tres años que me habían pasado factura. Tres años en los que esperaba haber olvidado su pelo. Tres años en los que debería haber olvidado su cuerpo. Tres años en los que debería haber olvidado...
Sus ojos.
Mark estaba tan sorprendido como yo. Ninguno esperaba ver al otro. Esbozó una media sonrisa y se levantó de la cama.
-Vaya, vaya. Xandra- dijo con su voz ronca. Solo él me llamaba así. Y eso hizo que se me pusiera la piel de gallina. Mi corazón latía a mil, a causa del miedo. Pero mi cerebro seguía embobado con su voz y sus ojos.
-Mark.
-Estás guapísima. Ese color de pelo, ese corte de pelo, esos piercings, esos tatuajes de malota, ese cuerpo descomunal.
-Gracias Mark. Tu tampoco estás mal.-dije cortante. Estaba más mayor, más musculoso, más moreno.
-Ay Xandra, Xandra. No me digas que estás nerviosa por mi presencia. - dijo Mark acercándose más. -Porque a mi me alegra mucho verte. Estás genial.
-Eso ya lo has dicho.- respondí incómoda. Mark se acercaba cada vez más.
-Pero es que es verdad. Me dan ganas de arrancarte el vestido y follarte aquí mismo. Y no niegues que tú no tienes ganas. -dijo cogiéndome de la cintura. Era incómodo. Estaba a centímetros de mi boca y su pene más cerca de lo que debería.
-Mark. Para. Acabamos muy mal. No quiero volver a eso.
-Pero yo no quiero una relación. Solo quiero pasar un buen rato. Olvida el pasado, que sé que fui un poco imbécil y déjate llevar. Lo estás deseando.-dijo acortando completamente la distancia.
Mi cerebro empezó una pelea sobre lo que debería hacer. Y mi parte del sentido común, perdió. Me dejé llevar.
Me quité el vestido sin creer lo que hacían mis manos. No entendía como podía ser tan tonta.
-Pero solo esta vez.-dije a Mark mientras él me sonreía.
Daba igual que estuviera Georgiana en la misma cama. Daba igual que hubieran pasado tres años. Daba igual lo que me hizo. Daba igual las consecuencias.
En ese momento solo pude pensar en Mark y en sus ojos. Y en su voz. Y por qué no admitirlo, lo que le había echado de menos y lo bien que sentaba ese momento de sexo con él.
-No me jodais-exclamó Georgiana medio dormida. Tanto Mark como yo seguíamos a lo nuestro. Sin dejar que nos cortara el rollo.- Anda, ¡si eres tú Lexie! ¡Por mí no os cortéis! Ya sabéis, ¡estáis en mi casa, en mi cama y yo estoy en esa cama! ¡Joder, espero no tener esa cara mientras lo hago!
Levanté el dedo corazón como modo de respuesta, ya que en ese momento me estaba besando con Mark y no quería interrumpir ese beso.
-Bridgette. Tengo un problema. Me acabo de liar con Mark.
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Rebelde adolescente.
Fiksi RemajaLexie Dann lo tiene todo. Es guapa, popular y simpática. Sin embargo, el camino a la perfeccion le trajo muchos problemas.