neko corporation [renmin]

[사]

JaeMin se sentó con pereza en el sofá, dejando que
el idiota de Pwark –como le gustaba llamarlo– se colocará justo a su lado. No era que no amara a su
mejor amigo, de hecho, junto con JeNo eran los dos
amigos más cercanos que tenía y no sabía que haría
sin ese par; ellos podían considerarse los únicos que
podían comprenderlo a totalidad, no juzgarlo y que le abrieron las puertas de su casa cuando todos sus demás "amigos" le dieron la espalda.

Así que la idea de un posible odio al pelinegro frente a sus ojos, estaba descartada, pero ¿Por qué llegar justo cuando estaba tan entretenido con su pequeño gatito? ¿Suyo? Sí, ya, suyo. Después de descubrir y aceptar esa atracción magnética que tenía por ese minino, no le costó mucho decidir que apenas pudiera, hablaría con RenJun y le pediría que no se vaya, que se quede en su casa a vivir con él, al fin y al cabo, JaeMin podía cuidarse y cuidarlo; sería como su novio, si es que se le puede llamar novio a un chico con orejitas y cola que no sabe decir más que cuatro o cinco palabras.

—Oh, que feliz te ves de verme, Jaime. —sonrió
JiSung con burla, molestando a JaeMin como solo
a él le gustaba hacerlo— ¿Te arruine alguna conquista o algo así?

—No, Pwark JiSung. —gruñó JaeMin,
estirando su cuello y dejando que su cabeza se apoye
en el respaldar del sofá, cerrando sus ojos, soltando un aburrido suspiro de resignación.

—¿Entonces?

Cuando él pensaba responder, a lo lejos se escuchó
un pequeño maullido, junto con unos pasitos que
lentamente bajaban las escaleras de la casa. JaeMin
se irguió casi al instante, observando tiernamente como RenJun bajaba, pegando sus manos a la pared para tener más cuidado. El minino estaba en una especie de posición defensiva, con las orejas inclinadas hacia atrás y su cola sacudiéndose, mirando fijamente al intruso, o, mejor dicho, a JiSung.

El susodicho también volteó, pensando que quizás su
mejor amigo habia descubierto que ser soltero no era
tan malo y que, ya que se quedaría así toda la vida, se había comprado un gato para hacerle compañía; pero lo que vio no fue exactamente lo que él esperaba ¿Un niño? No, no cualquier niño; este pequeño era de esos juguetes sexuales que salieron a la venta hace cierto tiempo ¿Cómo no recordarlo? Si incluso él cuestionó su sexualidad cuando pensó que desearía tenera alguno de esos pequeños en su cama, gimiendo de placer.

—¿Qué mierda...?

JiSung no sabía bien qué decir, giró hacía JaeMin
y este le dio una mirada de reproche, indicándole que se callara, aunque tampoco es que el susodicho fuera un tipo de muchas palabras.

JaeMin se levantó del sofá, caminó hasta el pequeño
de catorce años o quince años, según JiSung,
mientras este mismo lo observaba sin poder creerlo.
¿JaeMin se había follado a ese gato? Porque el niño
apenas traía una playera puesta con unos pantalones
ligeros y definitivamente esa ropa se la había visto al otro coreano un par de veces.

Por su parte, RenJun estaba igual o más confundido que JiSung, él no era bueno con las personas, siempre le habían dado miedo, pero esto se debía únicamente a la cantidad de cosas que le hicieron a él y a sus demás amigos de dónde venía; así que con el tiempo había descubierto que no, no todos los humanos eran malos.

JaeMin era diferente, JaeMin era como un rayito
de luz para RenJun, él amaba a JaeMin, por raro
que suene, ese instinto animal hacía que su corazón
agradecido sienta ganas de quedarse con el mayor,
la única persona que le abrió las puertas de su casa
y lo alimentó, además de que hacía que sienta muy
bonito cuando lo besaba o cuando tocaba su cuerpo
de la manera anterior.

—Hola amor. ¿Estás bien? —el mayor envolvió en un
protector abrazo a RenJun y este asintió con la cabeza, abrazándolo también, empezando a ronronear contra su pecho, causándole a JaeMin una agradable sonrisa—. Ven, tengo que presentarte a alguien ¿De acuerdo? —intentó romper el abrazo para guiar al más pequeño, pero este lo presionó más fuerte hacía sí mismo, dejándole en claro que no se quería separar de él, ni mucho menos moverse de ese lugar.