𝗜𝗻𝘁𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗦𝘂𝗶𝗰𝗶𝗱𝗶𝗼 𝗻𝗼. 3658

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Oh, ahí se encontraba Dazai.

En medio de un río intentando matarse.
O en su idioma, ahogando las penas con su hobby favorito.

Quería morir rápido, estaba en contra del dolor que de vez en cuando se presentaba en aquella arte, pero ahogarse en el río lentamente era un tanto.. Doloroso.

Sentía que por fin veía una luz, pero era solo la luz cálida del sol reflejándose en los colores marinos del agua.

Probablemente alucinaba, ¿Eso era bueno, no? Significaba que estaba cerca de su hermosa y preciada muerte.

Cerraba los ojos lentamente esperando el momento en el que moriría ahogado con ansías, aunque en el fondo, él sabía que no lo iba a lograr.

Y, era cierto.

Era ciertamente irónico, cualquier persona que quisiera disfrutar de su vida teniendo las motivaciones, personas y el porqué de vivir, moría.

Y la persona que quería morir para acabar con sus penas, problemas, agonías, y sufrimientos, vivía, o así era en el caso de Dazai.

Sintió unas manos que lo sacaban de lo profundo del agua, ¡Estaban separando a los amantes! Oh, su preciada muerte, no los dejaban estar juntos.

Oh, reconoció esas manos con guantes, ¡Chuuya!

— ¡Bastardo qué haces! — Lo regañó Chuuya, el pelirrojo sabía de sus intentos de suicidio, pero hacia como máximo 7 por día, sabía que algo le pasaba, pero decidió ignorarlo, una decisión acertada o equivocada, no había una respuesta correcta ante el suicida.

El castaño simplemente suspiró con cansancio.

Extraño.

Estaba cansado de sentirse vacío, siempre se sentía así, pero Odasaku que días atrás había muerto, llenaba de vez en cuando ese vacío pronunciando la palabra "Amigo", dándole  cariños y sonrisas, eso podría ser una, ya tachada, motivación para que quiera vivir.

Desviaba la vista, intentando esconder aquella aura melancólica que lo estaba llenando, consumiendo lentamente.

El pelirrojo dejó de regañarlo, para mirarlo inconscientemente, esa vez era una de las pocas veces en que se miraba indefenso y vulnerable, Aunque probablemente si lo atacaban en ese momento tenía un plan para matarlos a todos en menos de 10min.

— Hmm.. — Dijo dudoso de las palabras que diría después el de los ojos garzos, rascándose la nuca y con un leve rubor rosado en sus mejillas.

Aquél pelirojo, pocas veces expresaba su preocupación con Dazai, pues sabría que todo sería en vano.

— Dazai ¿Qué idiotez te pasa?— Preguntó por fin el pelirrojo, intentando sacar sus mejores palabras.

Le pasaba algo, y Chuuya quería saber.

Un largo silencio inundó el lugar.
Ah, lo sabía.

— Chuuya, ¿Qué hora es? — Preguntó Dazai, está vez con su mirada normal, cómo sí nada hubiera pasado. Cómo si nadie se hubiera ido, como si nadie hubiera muerto entre sus brazos.

𝗙𝗲𝗲𝗹𝗶𝗻𝗴𝘀 𝗔𝘁 𝗧𝗵𝗲 𝗣𝗶𝗮𝗻𝗼ˢᵒᵘᵏᵒᵏᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora