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—G-Gyeomie, ya vuelvo, voy al baño.

El peli-negro asintió mientras pasaba un pedazo del delicioso pastel que su novio había hecho.

Jungkook subió con un poco de rapidez las escaleras, era hora de poner en marcha su plan. Se encerró en la habitación y sacó su celular para leer las instrucciones que su querido amigo había hecho. Una vez chequeado todo, sacó aquella bolsita de debajo de la cama, aquella pequeña prenda junto a aquel juguete que en realidad Jungkook no sabía con certeza cómo funcionaba.

Se desvistió rápidamente, quedando completamente desnudo, y se puso el par de orejitas de conejo, el collar junto a la correa, unas medias hasta las rodillas y, ahora, lo que le parecía más complicado y le avergonzaba, el vibrador con ese suave pompón de conejo. Oh Dios.

Hizo lo que Bambam le aconsejó, abrió el pequeño frasco de vaselina y lo embarró completamente, para luego acomodarse en la cama boca abajo, alzar el trasero y intentar meter aquel juguetito en su cavidad.

—¿Jungkook?, ¿estás bien?–escuchó como su novio golpeaba la puerta del baño.

Debía de apurarse.

Meter la punta fue muy doloroso, se mordió los labios y ahogó un quejido, pero siguió metiéndolo lentamente, aguantando el dolor, Bambam le había dicho que era normal al principio. Una vez dentro, esperó a que el dolor cesará un poco. Una pequeña lágrima corrió por su mejilla.

—¡Jungkook!, ¡abre la puerta, no es gracioso!

Esperó unos minutos para acostumbrarse, cuando ya una ola de placer comenzaba a inundarle, tomó el pequeño control y decidió encender el primer nivel.

Oh Dios.

Un pequeño gemido escapó de sus labios, y se restregó contra las sábanas. Era muy placentero, pero quería más, así que subió otro nivel, haciendo que aquel juguetito vibrará con más fuerza en su interior. Ahora si soltó un fuerte gemido, mientras alzaba el trasero y hundía su rostro en las almohadas. Si hubiera sabido antes que sentiría tal placer lo hubiera hecho sin dudas.

Entonces, la puerta de la habitación se abrió. 

Yugyeom no sabía que pensar en aquel momento, su dulce e inocente Jungkook, gimiendo mientras le veía, boca abajo, con unas orejas de conejito, un collar con una correa y más abajo, un delicioso vibrador que simulaba ser un pompón dentro de su cavidad, además de unas medias color negro que le llegaban hasta las rodillas. Su pene comenzaba a doler.

—Gy-Gyeomie~–gimoteó, aumentando la velocidad del juguete. 

Yugyeom mandó todo al carajo. Se acercó a la cama, mientras se quitaba la playera y dejaba a la luz aquellos marcados abdominales. Tomó de la cadera a Jungkook, lo dio vuelta,  y lo acercó hasta su cadera. 

—Qué niño tan malo... yo preocupado de que te haya pasado algo y mira esto– le acarició el muslo—. Creo que mereces un castigo, amor.

Jungkook gimió.

¡Gyeomie! [k.yg+j.jk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora