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El profesor Kim era caliente, uno ochenta de altura, cabello oscuro peinado de una forma que no era ni formal ni informal pero que lo hacían ver tan sexy, hombros anchos, rostro de dioses y unos ojos intimidante.
Sinceramente no había palabras para describir a tal obra maestra.
Entrar a esa clase fue la mejor decisión que había escogido en su vida a pesar de que obviamente no la necesitaba.
Había pasado un mes desde que comenzó a ir, al principio fue un error el haber entrado a ese salón pero después de ver al maestro que daba aquella clase le hizo perder el aliento, haciéndole olvidar su nombre, el porque estaba ahí y adonde se suponía que debería estar pero a ella no le importo. Simplemente tomó asiento como una más en algún lugar del salón procurando uno donde fácilmente podía ver el atractivo rostro del jóven profesor sin parecer una rarita prácticamente babeando por él.
Ella estaba aliviada de que en esa clase no tomarán lista porque estaba segura de que su nombre no se iba a encontrar ahí y seguramente eso la iba a meter en problemas. Pero honestamente ni le importaba, había pasado toda su vida en las altas expectativas que sus padres le habían impuesto que quería un poco de adrenalina en ella.
También recordó que en la clase que en realidad debía tomar, su maestro tampoco tomaba lista. Así que, lo único que tenía que hacer era poner una cara apenada y pedir los apuntes a algún compañero que este dispuesto a ayudarla y asunto arreglado.
Vio cómo el profesor Kim se subía las mangas de su camisa y dejaba ver sus brazos, era una pena que desde donde ella se encontraba no podía ver como las venas resaltaban al agarrar el libro de, si bien recuerda era estadística, la regla de madera que siempre usaba para llamar la atención estaba siendo firmemente agarrada por su mano derecha, ella admitía que aquella regla había sido la participe en muchos de sus sueños húmedos.
El Profesor Kim se dio la vuelta dándoles la espalda a todos y, oh, maldición, la vida era buena, tan buena.
Sabía muy bien que ella no era la única que le estaba viendo el culo al profesor Kim, podía ver por el rabillo de su ojo izquierdo como algunas chicas habían sacado sus celulares y disimuladamente le estaban tomaban fotos, a ella también le encantaría tomar fotos pero sus padres le revisaban su celular todos los días en la noche.
Sí, ella venía de una familia conservadora con unos padres controladores, pero ella no podía hacer nada porque era una mantenida y ellos pagaban las facturas de su universidad, no se quejaba la verdad, a pesar de que de verdad quería experimentar como toda chica de su edad, no tenía las agallas de hacerlo, suficiente tenía con saltarse una muy importante clase de su carrera, la cual ella sorpresivamente había elegido y aunque sus padres le tenían la vida controlada ellos habían dado el brazo a torcer para que ella pudiera estudiar lo que más le gustaba.
