Capítulo 03| Intriga

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"Yo, el conejo asustadizo, quiero estar en la jaula por voluntad propia."

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Después de estrechar la mano con Lisa, mi mano se quedó con la tentación de buscar más profundamente el toque que me atacó la piel.
Cuando me mostró su mano casi me ahogo con mi propia saliva, apenas estaba escuchándola, mis oídos seguían aturdidos después de la grabación de un coro, pero verla buscar mi aceptación con un apretón me sorprendió más de lo que creí.

Lalisa es una mujer extraordinaria, en todo aspecto y con un par de frases intercambiadas puedo deducir la razón. Se siente tan fresca y hogareña a la vez. Ese brillo en la mirada tan constante y atrapado, esos labios vivos y su presencia, tan solo su pestañeo, me causa admiración.

Pero casi tan importante como su aspecto y presencia peculiar, esta mujer es destacada entre las revistas de chismes e interesante para las escritoras de fanfiction por un detalle, un parte especial e única que nació con ella y la hizo ser la oveja negra años atrás, un detalle que no la dejó ser invisible para los medios de comunicación, prensa y especialmente, para el público.

Una mujer intersexual.
Si no fuese por su destacado carisma con todo mundo, sería algo terrible, la ruina para cualquiera. Pero Lisa lo convirtió en uno más de sus perfectos detalles, llenos de gracia.

No ignoré la actitud tan positiva que me atrajo, mucho menos la búsqueda del tacto que me impresionó.
Se podría deber a que no es Coreana, pero ese detalle fue especial. Me siento bien con eso.

Ahora siento que puedo estar tranquila. Mientras esto comienza.

—Sí, Lisa —pronuncié, pocos momentos después de soltar su mano.

—Mucho mejor, ¿pedimos? —. Antes de que pudiera aceptar o negar, ella hizo señas a uno de los trabajadores en el restaurante, acercándolo para pedir—. Yo quiero una ensalada de zanahoria, un té y un plato de lo que quiera pedir la señorita Kim.

Como si inconscientemente analizara cada uno de sus gestos, movimientos y palabras, hice un recuento interno de todo lo que me estaba gustando.
Ella está siendo totalmente servicial, quiere estar a mi nivel, pidiéndome que la llame por su nombre, estrechando su mano y comiendo lo mismo que yo. Está decidida a cumplir con lo dicho, ser una amiga, una compañera. Y eso me consuela tanto.

—Yo quiero un plato de Namul y jugo de naranja, por favor.

El chico joven uniformado con el sello de YG en el pecho se alejó después de anotar en su pequeña libreta. Me quedé nuevamente sola con Lisa cara a cara.
Estoy nerviosa. Estoy impaciente. Ella será parte especial e importante en todo lo que pasará durante y después del programa, todo depende de ella, de mí y del público.

Eso aún no lo puedo tragar como es debido.

—Entonces, Jennie, ¿te ha ido bien? —preguntó Lisa.

Su mirada es simplemente sublime sobre la mía. Es impotente.

—Creo que mejor de lo que esperaba —sonreí—. Aún no me adentro en controversias, pero considero que eso está por terminar.

Los chismes y escándalos están a la orden del día, los trescientos sesenta y cinco del año. No sería necesario hacer algo mal frente al público o la cámara para salir del escenario con la carta de renuncia en mente. Con únicamente una prueba de que hiciste algo incorrecto es suficiente, cualquiera sería castigado por la mano pública.
A veces es reconfortante que YG se encargue de mí y me deje tener un poco más de paz. Pero eso no me deja exenta de todo lo malo en este mundo.

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