El vampiro y el doctor

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Ship: BanxKing

Género: Yaoi

Contenido: romance, lemon.

Nota: este texto salió de un juego de rol entre Beth y Yo. En esta historia, King es un médico investigador que quiere curar el vampirismo, y Ban, cómo no, es el paciente vampiro que intenta curarse. Son mejores amigos, como debe de ser, aunque en unos segundos las cosas se pondrán raras y candentes, ¡el whatsapp nunca había sido tan divertido! XD

*

King

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King

Esa era. Era la oportunidad que King había estado esperando para comprobar de una vez por todas que la actitud de Ban solo era un juego, y que todo eso de estar enamorado de él era una broma. Una vez que se negara a seguir y lo soltara, el castaño por fin podría confirmar que todo era falso y despreocuparse del tema.

—Bien, zorro. Si es cierto lo que dices, te toca tomar responsabilidad. Bésame —dijo en un tono retador—. A ver, demuéstrame que tienes «sentimientos románticos por mi».

King estaba completamente seguro de que no lo haría. Se le quedó mirando, con una expresión intensa en sus ojos miel, y lo desafió a que demostrara de una vez por todas si hablaba en serio o no. Esperó, aún atrapado en su mirada, a que su estúpido amigo se delatara en su mentira.

Ban

No. No era una simple suposición suya. King realmente estaba temblando como chihuahua con frío bajo sus manos; y sí, también lo estaba mirando de aquella manera tan indescifrable que a él conseguía desquiciarlo (para bien o para mal, todavía no se decidía). Y otra vez, sí, ¡el idiota de su amigo realmente lo había retado a besarlo sin pena alguna y él no tenia ni la menor idea de que hacer!

Había soñado con ese momento tantas veces que estarlo viviendo al final resultaba estúpidamente irreal. ¿Es que acaso estaba jugando con él? ¿Acaso era todo una especie de sucia jugada de su parte? ¿No que muy heterosexual y «los pitos no son lo mío»?

Ah. Realmente, los chicos eran tan jodidamente difíciles de entender como las chicas.

A pesar de que sus más bajos instintos le demandaban devorar al ojimiel, otra parte de él (esa que lo hacía sentir todavía como un humano común) le exigía que fuese despacio; que una vez le diese a probar del fruto prohibido, lo dejase con ganas de más para que regresara suplicando por su atención. Y él, ansioso por pasar a segunda base con King, no tuvo que pensar demasiado en qué parte de sí tenía la razón.

—Sí eso quieres, entonces haré mi parte —le susurró, remojandose los labios con la lengua.

Con una cuidadosa lentitud, sus manos dejaron de acariciar la cintura del médico para capturar sus mejillas, y, como si de una virgenzuela se tratase, cerró los ojos, acercando sus labios hasta los de este y fundiéndolos así como un único par.

One-shots para Melilovers LGBT+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora