Para todos los melilovers, en conmemoración al mes del orgullo gay. El amor siempre gana UwU Dedicado con todo mi corazón a BethAckger
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
***
El joven peliplateado yacía en la cama con los dedos de sus manos cada vez más fríos y su corazón perdiendo fuerza en cada latido. Tenía los ojos cerrados, como si solo estuviera dormido, pero tanto él como el compañero a su lado en la cama lo sabían: no viviría para ver salir el sol. Sin embargo, no le molestaba. Hace tiempo que el enfermo estaba en paz con su destino, y no podía pedir mejor forma de morir que esa: en la acogedora cabaña que fue su hogar, bajo una lluvia suave, con la cálida chimenea encendida, y la persona que más amaba a su lado. Sí, estaba en paz... excepto por una cosa.
—Perdóname.
—¿Hmm? —dijo el rubio a su lado, saliendo de la ensoñación en la que estaba mientras contemplaba su bello rostro —. ¿Qué sucede Eli?, ¿te duele?, ¿quieres más medicina?
—No —dijo el albino con una sutil sonrisa—. Solo... bueno, siento que ya casi es hora. Y quería disculparme contigo. —El joven de ojos verdes se espabiló completamente al oír estas palabras, y se sentó en el colchón mientras dedicaba una mirada comprensiva.
—No es tu culpa —replicó con un atisbo de sonrisa—. Cualquiera puede enfermarse, nadie lo planea. Y nadie tiene la culpa de eso.
—No, bueno, eso es verdad. Pero no es por eso por lo que quiero pedirte disculpas. —De pronto, los ojos azules del peliplateado se tornaron de color dorado, y las inconfundibles marcas de las diosas aparecieron en sus cristalinos y bellos orbes. Una expresión de sorpresa cruzó brevemente el rostro de su compañero, que esta vez sí alcanzó a sonreír, y aprovechó para abrigarlo más con las cobijas y suspirar con nostalgia.
—Lo sé. Pero tampoco tienes que preocuparte por eso. En todo caso, fue mi culpa. Es que... en esta vida nos llevamos tan bien. Eres tan divertido, y gracioso, y gentil. Era inevitable que cayera por ti. Y por tanto, era inevitable que recuperaras las memorias de tus vidas pasadas —Un momento de silencio se instaló entre los dos, y cuando el brillo de lágrimas contenidas asomó a sus orbes esmeraldas también, el rubio decidió romper el silencio y tratar de hacer pensar a su compañero en cosas más alegres—. Descansa. ¿Quieres que te cuente historias hasta hacerte dormir?
—Meliodas... —dijo el joven con lágrimas ya deslizándose por sus mejillas—. Por favor... no es por eso por lo que quiero disculparme. —Esta vez, el rubio se veía verdaderamente confundido, y sabiendo que el tiempo se le acababa, el albino decidió salir de la cama para poder verlo frente a frente.
—Cuidado —Lo más lejos que llegó el peliplateado fue a sentarse reclinado en las almohadas y, con una cara extrañamente seria y solemne, sujetó a su amigo por la muñeca mientras este ponía una cara de estar completamente perdido—. Entonces, ¿de qué hablas?, ¿de qué quieres disculparte?
