Paul resopla y se levanta.
- Eres un gran maldito, Lennon.
Él dice y la entrevistadora abre su boca en asombro, no es la primera vez que sucede, así que si decides hacer una entrevista con estos cinco chicos es mejor que cruces tus dedos y si no va bien, es mejor que te abstengas a las consecuencias.
Paul escucha la risa de Stuart a sus espaldas, a veces podría patearle la cara a él también.
John también se levanta y camina tras de él, él no se siente mal, él no esta arrepentido la verdad había sido algo muy mínimo, y estaba bastante acostumbrado a los grandes celos de Paul.
"-¿Mi tipo?"- Susurra John, y chasquea la lengua sin dejar de mirar a la entrevistadora, había escuchado a Paul gruñir por la mirada que tenía John sobre la chica. - Alguien como tú quizás."
John se ríe de su propio recuerdo, había sido un tanto cruel con Paul, pero la cara de la chica cuando le escuchó fue increíble, casi se levantó para sostenerla si se desmayaba pero Paul llamó la atención de todos en un instante.
- ¡Paul, por favor, para...! - grita detrás del chico que sigue caminando por los largos pasillos en busca de la salida. - Me estoy cansando.
Paul se detiene sin voltearse, la mirada de John resbala por el cuerpo de Paul hasta un poco más debajo de su espalda, los pantalones de cuero sí que eran lo suyo, tenía que admitir John en su cabeza.
El chico se voltea hacia John, aún tiene sus cejas juntas por su expresión enojada.
Señala a John con su dedo índice y camina hacia él con su mirada fija.
- ¿Cansado tú? - dice entre dientes - ¿Qué hay de mí, eh? He estado aguantándote bastante maldito bastardo y esto es todo lo que tengo.
John eleva sus cejas, su boca está abierta, él nunca se quedaría callado si Paul le echaba la culpa, él jamás perdería, siendo claros... Ninguno de los dos bajaría su guardia nunca.
- ¿A mí? ¿Quién es el que actúa como una maldita esposa todo el tiempo?
John señala y con un movimiento mueve la mano que antes le señalaba, ira corriendo por sus venas.
-¿Quién nunca puede aceptar qué es estar en una maldita relación? Tú maldito, nunca podrías pasar un día sin coquetear con las personas delante de mí - Paul le replica ahora más fuerte, hay murmullos, quizás una cámara de celular encendida pero ellos están demasiado concentrados en su mundo de insultos.
John está apretando su mandíbula.
- Deja de ser tan paranoico.
El azabache frunce sus labios a un lado y cruza los labios, apoyando su propio peso en su pierna.
- ¿Paranoico, eh? ¿Qué harías sin mí? ¿Sin éste maldito paranoico que cuida de ti, y sabes a lo que me refiero, también éste paranoico que no ha permitido que mueras de una maldita sobredosis? - Paul está gritando sobre su rostro, su aliento choca contra el rostro de John, inexpresivo.
Era muy cierto, Paul siendo igual de alocado sabía muy bien mantenerse vivo y no arruinar todo lo que podría disfrutar ahora mismo de la fama. Pero jamás podría olvidarse la vez que John estuvo en el suelo teniendo un ataque y la mitad de los otros chicos estaban lo suficiente drogados para ni siquiera saber dónde se encontraban, Paul le ayudó, buscó ayuda como pudo, y cada que pudiera él se lo echaría en cara a John, pero John nunca podía aceptarlo, siempre podría sacar algo hiriente, algo cruel, y mantener su orgullo todo el tiempo.
John acerca un poco más sus rostros, su rostro aún inexpresivo pero sus ojos están más unidos a los de Paul, recorriéndoles con profundidad.
Tiene una pequeña sonrisa tratando de brotar en una esquina, Paul teme por que nada bueno escapa con una sonrisa como esas de John. El más alto cepilla sus labios, aún mantiene su expresión enojada.
John se aleja lo suficiente para poder hablar aún con una pequeña sonrisa plasmada permanente.
- Creo que hay mejores...
Paul resopla y eleva su mano, golpeando su palma en la mejilla de John.
- Puedes joderte John - grita alejándose.
John aún lleva una sonrisa, no importaba el ardor en su cara, y él conocía este juego, tenía que tener la última palabra, siempre. Así que decide gritar una última cosa que sabe que enloquece a Paul negativamente.
- Aseguro que tú harás ese trabajo más tarde.
[...]
- Vas a tener que convivir conmigo, vivimos en la casa y estamos en la misma banda - le grita John, él está en la otra esquina de la estúpida van que no habían destrozado aún, John siempre las odió, eran poco su estilo.
- Quiero que te calles, ¿podrías hacerlo? - dice Paul, señalando con descaro hacia John, sin importarle que Stuart esté recibiendo los gritos en su oído.
John gruñe y no deja de mirar a Paul.
- Siempre la misma mierda - susurra Stuart, ahora su cabello es azul opaco, su nuevo tatuaje junto a su cuello combina perfectamente, su arete a un lado de su nariz brilla con la luz que entra por la ventana.
Paul le está mirando y gruñe, no solo por el hecho de que esté interrumpiendo su pelea como casi siempre, si no que mirarle le recuerda el metal que está en el labio de John, en su ceja y en su oreja.
- No jodas, Stuart - dice Paul entre dientes.
Stuart resopla, su aliento huele a un poco de marihuana de eta mañana.
- Paul... - susurra John con fastidio, lo dice bajo, pero aún así Paul lo escucha y voltea con enojo.
- Te dije que no quiero escucharte, ¿por qué el empeño en mí? Siempre terminas engañándome, podrías hacer eso sin joderme la vida, ¿sabías? - Paul dice, de nuevo habla muy alto y mueve sus manos, los chicos saben que tendrán una pelea con ellos como espectadores, siempre tenían espectadores, porque estar en casa solo implicaba "Arreglémoslo en la cama".
- Es algo insignificante, siempre exageras - John susurra, está apretando los dientes, fijando su mirada en Paul con enojo, el siempre cree que puede acabar esa pelea, pero él nunca, nunca podía tener la última palabra.
Paul se enoja, él está echando fuego, el no puede permitirle ganar, siempre defendiéndose y haciendo ver cada cosa que dice Paul completamente absurdo.
- Insignificante tu maldito pene.
John abre su boca de par en par, los otros chicos estallan en risas, Paul sin querer también ríe al darse cuenta de lo que ha dicho, no es que fuera verdad, pero su mente solo podía sacar insultos que dieran en los puntos más débiles de John.
El castaño gruñe, no de los mechones en su frente se mueve con su respiración, le dedica una última mirada, no una última acción, Pul sabe que le hará pagar por eso.

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𝐏𝐚𝐫𝐚𝐥𝐞𝐥𝐨
Fanfiction𝙿𝚊𝚛𝚊 𝚌𝚘𝚖𝚎𝚗𝚣𝚊𝚛 𝚎𝚜𝚝𝚊 𝚑𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊 𝚜𝚘𝚕𝚘 𝚗𝚎𝚌𝚎𝚜𝚒𝚝𝚊𝚖𝚘𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚊 𝚝𝚞 𝚊𝚕𝚛𝚎𝚍𝚎𝚍𝚘𝚛, 𝚝𝚘𝚍𝚊 𝚕𝚊 𝚛𝚎𝚊𝚕𝚒𝚍𝚊𝚍, 𝚜𝚎 𝚍𝚎𝚛𝚛𝚞𝚖𝚋𝚎. 𝚃𝚑𝚎 𝙱𝚎𝚊𝚝𝚕𝚎𝚜, 𝚍𝚎𝚜𝚊𝚙𝚊𝚛𝚎𝚌𝚒𝚘́. 𝙴𝚜𝚝𝚊𝚖𝚘𝚜 𝚎�...