Antes de leer: Esto se ambienta en su segundo año si todo hubiera sido normal y tranquilo, como si no se hubiera ido todo alv.
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Su alarma fue lo que hizo que el rubio despertara, sería un día normal, como cualquier otro si no fuera su cumpleaños. Sabe que sus estúpidos compañeros trataran de celebrar algo, siempre lo hacen con cada maldito cumpleaños, lo hicieron hace un año, en realidad no quiere nada o mejor dicho solo quiere una cosa, pero es imposible de conseguir para él, sus pensamientos son una porquería en especial cuando se dirigen a "ese" lugar, ha estado allí antes y prefiere no perder su mañana imaginando cosas que no van a pasar.
Todo eso pasa a segundo plano cuando tocan su puerta, es demasiado temprano para la fiesta así que debe ser alguien enviado para distraerlo, así que sabe quién es.
—Pasa cabello de mierda —era obvio a quien enviarían.
—¡Baku-bro! ¿Cómo sabías que era yo?
—Soy un puto mago —dice mientras se hace un lado para que pase el chico pelirrojo.
El chico pasa con una pequeña caja de colores naranjas, se sienta en el suelo después de todo están acostumbrados a la compañía ajena. Kirishima abre la caja la cual contiene un pequeño pastel.
—¿Qué es esto? —pregunta genuinamente confundido.
—Quería hacer algo antes que los chicos, ellos están planeando una fiesta sorpresa, finge que no sabes nada —dijo el pelirrojo moviendo las manos. —Pero quería un momento contigo.
—Pff ¿Qué mierda es eso? —se ríe, ni siquiera finge, no es necesario cuando es con él. —Gracias, mejor amigo —dice sarcásticamente, el lo llama así muchas veces, pero para Bakugo en realidad lo es, es en quien puede confiar, aunque quiere tanto pasar de esa amistad, aunque sabe que es imposible. —Entonces ¿Tienes un regalo? O solo el pastel.
—No me alcanzo para otra cosa, tuve que cooperar para la fiesta, este mes no tengo tanto dinero.
—Está bien —de verdad lo está.
—No, haré algo que quieras —no puede decirle lo que quiere, no cruzara esa línea, lo sabe desde hace años.
—No necesito nada —no miente, no lo necesita, pero lo quiere.
—Te estoy dando mi palabra de hombre, haré lo que quieras.
—Entonces —sabe que no debería, pero no puede desaprovechar algo así. —Cierra los ojos por 2 minutos, no podrás hablar de lo que pase, activa tu endurecimiento.
—¿Qué tan duro vas a golpearme? —dice antes de activar su endurecimiento. —¡No importa! ¡Estoy listo!
Bakugo coloca el pastel sobre su escritorio y se sienta frente al chico que se supone es solo su mejor amigo, del que ha estado enamorado desde primer año, pero jamás le ha dicho a nadie. Con sus dedos golpea su frente, su endurecimiento esta activado así que no debería ni de sentirlo, con su palma trata de empujarlo, pero es imposible de mover, eso está bien, no debería de sentir nada pero lo que hace es solo probar, huir de lo que quiere de verdad quiere hacer, pasa sus aperas manos por la cara del chico, la sensación es igual a la de una piedra afilada, podría cortar sus manos con facilidad, da un fuerte suspiro y acerca su cara al rostro contrario, pero no se atreve a concretar su deseo.
—Soy tan idiota —dice en voz baja, alejándose un poco, al verlo allí, con los ojos cerrados confiando plenamente en él, no puede atreverse a besarlo por mucho que lo desee.
—Bakugo, está bien —siempre esta tan preocupado por él, no merece nada de estos sentimientos.
—No te preocupes, tarado... Estoy bien.
—No, está bien —dice aun con los ojos cerrados, pero retirando su endurecimiento. —Lo sé, y... Aun no terminan los dos minutos.
Bakugo ve el reloj en su pared, espera que pase el tiempo, cuando esos dos minutos casi terminan se acerca nuevamente, esta vez lo besa, es solo un momento, solo un roce, pero eso es suficiente, al menos para él.
—No puedo hablar de esto ¿Verdad?
—Esa era la condición —dice sin alejarse mucho.
De pronto Bakugo siente como su mano es tomada, le sorprende, pero no se aparta.
—Entonces ¿Qué hay de esto?
De pronto Kirishima toma a Bakugo y lo besa, no es solo un roce como antes, es más profundo, más deseoso. Como si lo hubiera esperado desde hace mucho tiempo y recientemente le hubiesen dado permiso de cruzar esa línea. Casi otros dos minutos después son necesarios para que al fin se separen.
—¿Entonces? —pregunta el pelirrojo juntando su frente con la del rubio.
—¿Qué demonios?
—¿Puedo hablar de esto?
—No contestes mis malditas preguntas con otras, tarado —dice sin alejarse ni un milímetro.
—Tu lo hiciste primero —dice el pelirrojo riendo un poco de toda la situación. —Perdón por robar tu regalo, lo había querido desde hace mucho.
—Yo igual —rodea sus brazos alrededor del chico. —Pero eres mi estúpido mejor amigo, así que yo...
—Aun lo eres _le interrumpe. —Y también eres más para mí, pero supongo que ya lo sabes —dice el pelirrojo dándole rápidos besos al rubio, de una forma calmada. —Debemos asegurarnos de llegar a tu fiesta sorpresa, finge que no sabias nada.
—Tenemos mucho tiempo y para ser sincero no quiero ir.
