El pozo oscuro

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Helena ya no sabe dónde más buscar, ha  pedido unos días de vacaciones en su trabajo, cada vez más se siente más atormentada de esos recuerdos que no los ha vivido aún o que alguna vez vivió.

Le encantan las margaritas y va por ellas al jardín para regarlas, pero el perfume de las Dalias la lleva al año 1947, el calendario cerca de la refri le permite ver claramente esa época. Se dirige al estudio de su esposo, sabe dónde queda, es como si siempre hubiera vivido ahí, no vacila en caminar hacia la puerta y abrirla sin avisar, y ahí está Fabio, concentrado en sus escritos, Tan apuro como siempre, Helena sabe que no es de ese tiempo, pero sin embargo sabe que Fabio debe tomar su pastilla para el alzhéimer, no se puede postergar esa medicina.

Helena: amor, ya descansa, debes ir a recostarte para que funcione mejor la pastilla.

Fabio: un momento, estoy tan cerca de encontrar la manera de no olvidarlos.

Helena: Siempre dices eso, pero ya escuchaste al doctor, si comieras toda tu comida, tu medicina y descansarás, estarías siempre aquí.
Ayer te vi conversando con esa charlatana, no deberías darle crédito a sus falsedades, las personas del pueblo no van a tardar en darse cuenta que ya no los recuerdas; aún tienes mucho que dar mi amor, tus escritos ya están en la imprenta de don Humberto, solo falta que venga el doctor Suárez y certifique tus investigaciones con los miembros del consejo.

Fabio: mi bella Helena, no me conformaré con perderlos. Si tengo que hacer un pacto con el mismo Satanás, lo haré. Aunque muera te buscaré en mil vidas hasta encontrarlos.

Helena, se quedó pasmada, las palabras de Fabio respondieron a algunas de sus preguntas  que tenía hasta ese entonces pero tuvo mucho mas
y la llenaron de miedo.

Acaso Fabio había hecho algo imperdonable, el cristianismo nunca lo perdonaría.

Se dirigió a la cocina por un café, el frío que sentía era incontrolable, al cojer la cerilla se desmayó.

Al abrir sus ojos, Carla la estaba cambiando de ropa en su cama.

Carla: acaso has tomado algún somnifero para dormir, me cansé de llamarte, qué hacías durmiendo en el mesón de la cocina sin abrigo, acaso la calefacción se dañó, mañana llamaré a Raulito para que arregle ese asunto, aquí está helado. Por Dios!

Helena: Lo siento me quedé dormida.

Carla: no entiendo que te pasa últimamente, solo pasas así, y eso que los chicos están de vacaciones con su abuela.
Me dijiste que me ibas a contar algo y aún espero, ninguna llamada ni nada.

Mira ya es de noche y nunca me has dejado con tanta incertidumbre desde....mmmm, creo que de aquella vez que te fuiste al sector del pozo obscuro. Te acuerdas?, fuiste  con Fidel, pobre Fidel por poco llama a sus ancestros para que apareciera. Buen susto que le diste.

Helena: el pozo oscuro, lo había olvidado, fue hace tanto tiempo.

Carla: otra vez esa mirada perdida, me puedes decir que te pasa? en qué piensas? y ese libro cuando lo botas, seria una buena pieza para mí colección. Pero que historia le inventaría?. Mmm

Helena: déjalo ahí, no lo toques, es mío

Carla: Si lo se, pero se vería bien entre mis obras de arte, tiene un tinte de antiguo, no recuerdo haberlo visto de esta manera.
Hoy vendí la colección de la dinastía Geong, te perdiste ese evento, estuvo la señora Rita, fue una pelea muy dura que la terminó ganando un nuevo comprador, por cierto con mucho dinero, creo que me enamoré, claro de su chequera.
Al final fue muy enfático en solicitar que nadie tocará nada, que el mismo se encargaría de enviar a su gente para embalar  todo y llevárselo.

Helena: Carla hablas mucho, dices mil cosas a la vez.

Carla: es que tengo tanto que contarte, ahora hablamos muy poco.

Helena: quieres un cafe?

Carla: Lo siento, este caballero del que te hablé quiere una cena conmigo y bueno tú sabes no puedo negarme

Helena: y quién es, cómo así, cuidado, aveces te comportas muy impulsiva.

Carla: impulsiva a estás alturas? No lo creo, es que soy irresistible. Nos vemos, después me cuentas. Abrígate bien, está noche va hacer muucho frío.

Helena: me llamas cuando llegues a casa.

Carla: si claro bay

Mi pequeña amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora