Voy a Envejecer

8 3 0
                                    


Las mariposas, para ser mariposas.... tuvieron primero que envejecer....

-Elisa, Elisa -la llama con insistencia Andrés, esperando que se despierte molesta, nunca le ha gustado la insistencia. -Elisa, despierta.

-¿Qué pasa? -pregunta, todavía sosegada.

-Hoy es nuestro día. ¿Recuerdas?

-Como olvidarlo -le responde Elisa a Andrés, a su Andrés.

-Hoy hace 47 años desde.... -dibuja en ese momento Elisa, una sonrisa algo bipolar, sagaz a la par que agradecida; cómo no estar agradecida del hombre que por casi 50 años le ha solazado la existencia.

-Desde que me pediste que fuésemos algo más que "una cama". -Lo interrumpe Elisa sin dejar que Andrés, su Andrés, terminara lo que había comenzado.

Juntos se levantan de la cama, no acompasado, pero tampoco muy ligeros, ya son 65 abriles, más el peso de dos hijos; todavía les sorprende, a su edad, que hayan tenido dos hijos, cuando ella siempre defendió la idea de que uno solo era mejor.

Después de unos 30 minutos, aprovechados para aliñarse, y... darse unos besos que para ambos fueron importantes aunque quisieron esconder su excitación, se vieron inmersos en un mundo de "Historias+Recuerdos", contemplando aquellas interminables fotografías, no sólo de cuando se conocieron, sino también de aquellas memorias acumuladas en tantas estaciones.

-¿Qué tal si recreamos nuestros momentos? -pregunta Andrés, su Andrés, como si la investigara, tratando de conseguir algo, que sin dudas, sabe que conseguirá; hace uso en ese momento de su arma: su sonrisa, sabe que a ella, siempre le ha gustado su sonrisa.

-Vale -responde Elisa - Comienzas tú.

-¿Qué te parece si hablo de aquella vez cuando Esther se fue de casa? -sabe Andrés, que a Elisa, con los años, le provocan gracia las intrigas de sus hijos. -Bueno, ¿cuál de tantos? -Continúa él, sabe que Esther se escapó más de una vez.

-Así es -sonríe Elisa, muy consciente en el fondo de que Andrés, su Andrés, había conseguido lo que buscaba, sacarle uno de esos gestos que la gente normal llama sonrisa, pero que ellos, preferían llamarlos "la lencería que cubre las partes íntimas del rostro".

Y sí, era lo que buscaba Andrés, sabía que a su esposa, por el maldito tumor, no le quedaban muchas noches con él.

-¿Saves que me apetece? -pregunta Elisa con una de esas miradas que revelan nuestra intención. -Me apetece besarte, abrazarte, como aquella vez cuando los médicos lo descubrieron, cuando no sabía que pensar, y tú, me dijiste aquella tinta frase, de que las mariposas, para ser mariposas, tenían primero que envejecer. Y sí, decido sumarme a esa tú teoría, decido hacerme mariposa, decido envejece; decido que antes que envejezcan mis células por el cáncer, voy a envejecer yo... -En ese preciso momento, cae una lágrima por el rostro de Andrés, conoce que cuando le dijo esa tonta frase, con envejecer, en realidad quería decir MORIR. -Decido envejecer contigo a mi lado, decido envejecer con este beso, decido MORIR, con este abrazo...

Fue así como sucedió, fue así como yo, Andrés, me quedé solo en esta existencia de mired, fue así como me quedé con sus recuerdos y las visitas una vez al mes de mi Esther, fue así como decidí, que hoy, después de 3 años sin ella, voy a ENVEJECER.

Fue así como sucedió, fue así como yo, Andrés, me quedé solo en esta existencia de mired, fue así como me quedé con sus recuerdos y las visitas una vez al mes de mi Esther, fue así como decidí, que hoy, después de 3 años sin ella, voy a ENVEJECER

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi Circulo ViciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora