Alas de Cuervo

Capítulo 2

Mientras más me adentro en las calles de la ciudad, mientras más me alejo del centro lleno de gente, fábricas y oficinas, el ambiente grisáceo y repugnante queda atrás y abre paso a uno similar pero que definitivamente no es el mismo que dejé atrás... he cruzado el límite de todo para llegar a la nada, a la Ciudad Norte.

¿Qué la hace tan especial para mi? Te aseguro que no son las calles podridas, casi deshabitadas de gente, llena de vagabundos durmiendo o muriendo, y de drogadictos que me pasean con la mirada. No son las miradas lascivas y la sensación de ser perseguida a cada paso mientras me apresuro a caminar. No son los callejones oscuros, los disparos y gritos de ayuda a la lejanía. 

Aunque no llevo tanto tiempo por aquí, se que originalmente la Ciudad Norte se construyó con la finalidad de ser el epicentro de la ciudad entera, y hubiera sido posible de no haber sido por una devastadora crisis económica que orilló a la gran mayoría de los inversionistas de esta zona al suicidio o a emigrar lejos de aquí. Con el tiempo la gente sin hogar supo darle usos lucrativos a todos los complejos y edificios abandonados volviéndolos deplorables y sin valor alguno... así es como la Ciudad Norte paso a ser aquella apartada de la mirada de cualquier dios existente.

Pese a todo, hay un sólo edificio en toda la Ciudad Norte que aún se mantiene en pie, el edificio más alto y llamativo de todos. Me detengo a observarlo desde el otro lado de la calle, noto que el gastado color naranja de su pintura hace contraste con el cielo gris. Ahí es justamente a donde me dirijo, aunque su interior no es mucho mejor que sus alrededores.

El Palacio de Dante, "el mejor lugar para pecar" según dicen algunos. El nombre he de admitir que le queda bastante bien y hasta me resulta irónico, pues no es más que un edificio de nueve pisos que estaba destinado a ser complejo habitacional... bueno,  terminó por convertirse en los nueve círculos del infierno, de ahí el nombre. Aquí ocurre cada crimen imaginable por el ser humano. Hasta donde me he permitido saber, los pisos van en orden, un pecado cada vez peor que el anterior...

Limbo: puedes conseguir toda clase de drogas, naturales o sintéticas, y claro, son para llevar o consumir en el lugar. Es molesto que siempre este lleno de humo hasta las escaleras.

Lujuria: dentro y fuera del piso, mientras subes las escaleras, encuentras prostitutas de todas las edades, de todos los gustos y para todas las parafilias, siempre están llorando. Dentro de las habitaciones, hay sexo 24/7 para aquel que pueda pagarlo.

Gula: más que nada, aquí puedes comprar carnes exóticas, súper raras, de una calidad cuestionable pero extrañamente deliciosa, órganos relativamente frescos y animales que solo existen en las afueras; la gente rica de la ciudad puede costearlas. Yo solo puedo cazar para los traficantes de las carnes y soportar el horrible olor a sangre refrigerada.

Avaricia: este círculo es prácticamente un mercado de personas, para elegir, para que quien lo compre haga lo que desee con su compra. Desconozco de donde viene toda la gente que traen para traficarla, pero hay de todas las edades, a veces puedo verlos cuando voy subiendo por las escaleras del Castillo de Dante, siempre desnudas y con los ojos vendados.

Ira: si tienes un asunto pendiente con alguien, las paredes silenciadas del quinto círculo del infierno son las indicadas. Como los "encargados" de aquel círculo odian limpiar, esta prohibido matar, sin embargo una vez al asomar la cabeza por curiosidad, pude vislumbrar variados artefactos de tortura en las paredes del lugar.

Herejía: tal vez el piso más tranquilo de todos, pero que por una buena suma de dinero puedes conseguir cualquier trabajo de magia negra auténtica, siempre y cuando sea con fines dañinos. Comparto hierbas con las brujas jóvenes y ancianas del círculo, pero no me dejan acercarme más, ellas me tienen un miedo diferente al de los demás, casi como si quisieran estudiarme o sacrificarme, lo que suceda primero.

Violencia: este círculo siempre huele particularmente a sangre, a muerte, y no cualquiera puede pasar a través de él, ni para subir a los superiores. Las bolsas negras, limpias aún, se encuentran siempre en las entradas de las habitaciones en espera del siguiente cuerpo. Les dicen de cariño Cuartos Rojos.

Fraude: de las pocas veces que hay carros lujosos sobre la calle es por una sola razón. Los políticos más influyentes e importantes vienen al Castillo de Dante con maletas llenas de dinero, de mentiras y de paso se divierten con las delicatesen que ofrece cada círculo. Me enferma solo verlos pasearse por ahí con una mano en el bulto de su pantalón.

Traición: nadie nunca sube a este piso, de hecho, el elevador no hace paradas en él. La persona a cargo de que el Castillo de Dante mantenga el rango tan enfermo que tiene, es aquella a la que muchos le llaman Mefistófeles, y sus oficinas están exclusivamente en todo ese círculo. Nunca le he visto, pero estoy segura que es un ser sin alma y lleno de ambición.

Es día en que sólo me he atrevido a entrar a cuatro de los círculos, y espero nunca entrar a los demás por otras circunstancias. Es extraña la forma en que me siento casi normal entre toda esta gente, aunque la mayoría son inocentes, la otra minoría son unos malditos monstruos degenerados, y entre monstruos no resalta alguno en especial.

Mis pensamientos me han distraído y el tiempo corre, ha llegado el momento. Aunque cada vez que vengo me asquea entrar, tengo que hacerlo, no solo por la pequeña deuda que tengo que saldar, sino que el atardecer se acerca, y no quiero perderme la función. 

Tomo un aire de valor antes de cruzar la calle y encaminarme hacia las pesadas puertas de cristal del edificio. Irónicamente, estoy por abrir las puertas del infierno.

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Bienvenidos sean al infierno en tierra jeje

Mis queridos lectores, segundo capítulo y venimos recargados, semanalmente estaré actualizando la obra por cuestiones escolares. Por mientras espero que su imaginación se luzca con los círculos del infierno. Nos vemos pronto y lindo día ✨

-CatDarkness-