Capítulo 3

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Al entrar por las puertas del infierno, el olor que se percibe es nauseabundo, la pestilencia a drogas y humedad del edificio no ayudan en nada. Por las escaleras del primer círculo va descendiendo un humo con tonos morados que no había visto antes; me cubro boca y nariz con mi capa para evitarme las molestias de estar en un trance por horas. Tomo entonces el elevador y presiono el botón del elevador que muestra con letras doradas Lujuria, con unos cuantos tambaleos logro llegar al segundo círculo del castillo.

Aunque no es mi destino, quiero pasar antes por aquí para darle un pequeño regalo a Kelly, una pequeña de 12 años que dice a sus clientes tener al menos 17, a veces no miente sobre su edad. Casi no habla, las drogas que le dan para estar en otra realidad son muy fuertes, pero eso no evita que llore de vez en cuando y se le corra su maquillaje tan exagerado. Por ser la más pequeña en el segundo círculo, las demás prostitutas cuidan de ella hasta donde les es posible, a veces no pueden evitar que la elijan, es bellísima con su piel blanca como el mármol, aún con su sonrisa borrada hace años, y sus grandes ojos ya han perdido ese destello de vida. 

Así como hoy, cuando florecen los crisantemos a las orillas de la ciudad, le traigo un ramito de ellos; no es mucho, pero cuando se las doy, siempre me devuelve una mirada vacía y triste que se fuerza a mostrarse ligeramente feliz, eso es más que suficiente para que no pierda de todo la fe, aunque daría mi vida por ver a Kelly reír, y ser una niña feliz de nuevo... me he prometido que algún día la sacaré de este jodido lugar.

Con una caricia en su mejilla me despido de ella, y por un segundo creo que me reconoce, pero sus ojos no dicen nada, y esa pequeña ilusión en mí se dispersa, apretándome el corazón con un sentimiento que no entiendo. 

Vuelvo a ingresar al elevador, bien podría tomar las escaleras para subir al círculo de la Gula, pero después de mi encuentro con Kelly tengo ese sentimiento estancado en mí, y ver en estos momentos a los infelices para los que trabajo no le hará bien a nadie. Presiono el último botón: Heaven, la azotea del Castillo de Dante y el único lugar más cercano al cielo que algún otro punto de la ciudad y es (sin duda alguna) mi lugar favorito en todo el mundo.

Al abrirse el elevador, me encuentro con la escena más bella que la naturaleza puede ofrecer. El sol empieza a ocultarse por sobre la gruesa capa de nubes y contaminación, no hay calor humano, no hay olores de inmundicia, sopla el viento y solo quiero respirarlo todo; me preparo para disfrutar de mi pequeño ritual que me llena de vida al menos una vez al mes.

Apenas pongo un pie en la azotea y comprobar que no hay nadie ahí, dejo mi bolso en el suelo, me desabotono la capa y bajo la capucha. Mi cabello por fin siente el viento y se agita a la par, es liberador. Pero... me detengo antes de quitarme la capa por completo, con miedo, me la retiro poco a poco, la deslizo por mis hombros y como quien se va despertando, mis enormes alas se estiran, con una sensación de alivio, dios... ¿Cuándo las deje crecer tanto? 

Me acerco a la orilla del edificio y subo la pequeña barda que impide suicidios innecesarios. A mis pies se extiende un suelo de nubes, vapores y suciedad humana. 

Abro mis alas completamente para que el sol las toque, las plumas negras se mueven con la brisa. Estiro mis brazos hacia el vacío, cierro los ojos y una emoción que podría describir como de libertad o de euforia me agobian, mezclados con el sentimiento que me causó ver a Kelly... sin pensarlo, del fondo de mi pecho sale un grito lleno de dolor, tristeza, libertad, o lo que sea que haya en mi podrido corazón.

Cuando abro los ojos, los rayos del sol que aún se alcanzan a ver me maravillan, pero las nubes y contaminación a mis pies me confunden y marean un poco. Así debe de ser volar. Que inútil soy. Maldigo a mis alas por ello. A pesar de ser fuertes, a pesar de lo grandes que son, jamás pude volar. Me siento como un ave enjaulado, condenada a permanecer en una maldita jaula, a fingir ser normal en un mundo que solo me quiere muerta... No... estos pensamientos otra vez no... 

"-Salta-" me sobresalto y un escalofrío me recorre... esa maldita voz interna de nuevo... es como un eco de mi propia voz, pero jodidamente trastornada.

"-No pierdes nada, a nadie le importas, es más, si saltas ahora considérate un ave liberada, ¿no quieres eso? ¿saber lo que se siente volar?-" 

-¡No! ¡cállate! no te necesito...- no se cómo pero he bajado de la barda anti suicidios, me cubro los oídos para silenciar lo que esta dentro de mi mente, pero solo consigo un dolor de cabeza horrible.

"-Aún no-" después un silencio estremecedor se hace en mi mente y en la azotea, sola aún para mi suerte, me encuentro en la maldita realidad de nuevo.

Cansada, tomo del suelo mi capa y mi bolso que ha empezado a escurrir sangre, calmo mis alas y las vuelvo a cubrir, que pena que no volverán a ver un atardecer como éste.

Bien... hora de trabajar.

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Hola lectores míos, siento la demora, ya saben... escuela jeje

Espero disfruten de la lectura de verdad, les mando todo mi amor y nos leemos la siguiente semana. Los mejores deseos del mundo. ✨

-CatDarkness-

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⏰ Última actualización: Jun 21, 2021 ⏰

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