4. Bienvenida a Good site

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Muchas veces dudó de su decisión de alejarse haciendo que todas esas maletas preparadas con antelación pesasen mas al irse.

Junto a la parada del autobuses 12 personas esperaban, probablemente todos tenían la misma intención que ella o eso demostraban sus expresiones, inclusive se escuchaba el llanto de una chica. El sueño de muchos era ir a la gran ciudad, nunca pensarían que lo harían en esas condiciones.

La camioneta tardaría un poco en llegar, pero todos debían estar preparados pues era el único transporte funcional del pueblo que priorizaba llevar personas en vez de suministros, esto una vez por semana cuando el dueño obligatoria mente debía ir a la ciudad y no tenia mucho que llevar.

Good Site era la capital del país y era donde vivía el gobernante conocido por su gran bondad, lastima que su salud no era la mejor y tenia un consejero que no era precisamente bueno.

—Hijo ya te lo expliqué, si no nos vamos ahora tendremos que esperar una semana mas —la voz singular de autoridad cerca parecía familiar—. Así que cállate de una vez, estamos entre los primeros y el viejo que conduce ese cacharro seguro llegara pronto. —la forma y el tono maleducado de hablar delataron a la mujer, por nada la viajera quería ser vista por Bombonash y pasar de nuevo otro disgusto, por suerte estaba muy atrás.

—Mamá —el niño no paro de quejarse.

—Deja el berrinche ya. —grito a su hijo que solo quería sentarse— Ya te estas pareciendo a los marginales que viven aquí —el niño callo con lagrimas en sus ojos. Las personas de la fila la miraban molestos, Zara no era la excepción. Para nadie fue sorpresa que al llegar el autobús todos tomaron los asientos mas alejados de la mujer para no tener que escucharla durante todo el camino.

Algunos de los pasajeros pasaban el tiempo viendo una foto familiar, escuchando música, conversando, durmiendo y otros como la rubia leyendo durante el largo viaje.

Mientras el exterior del transporte era oscuro, iluminado por estrellas mientas las nubes ocultaban la luna, al llegar a un camino lleno de baches todo empezó a agitarse bruscamente dentro, como pocas personas tomaban aquel camino nadie se preocupaba en repararlo. Las 21 personas comenzaron a caer de sus asientos o las maletas lo hacían sobre ellos. Zara que estaba recostada en la ventana callo sobre las dos personas a su lado un par de veces.

—Disculpen —pronuncio la chica cuando un segundo bache hizo que cayera al suelo, a su lado los dos chicos le ayudaron a levantarse. Cada uno se sostuvo del asiento de enfrente. El conductor que observaba por el retrovisor como la mujer detrás de él estaba intentando de levantarse no pudo evitar reír satisfecho, al igual que cualquier otro que tuviese que escucharla por todo el camino, verla así valía el viaje. Zara que estaba al fondo se levanto para ayudarla pero otras tres personas se le adelantaron, algunos no les parecía correcto eso, dejando que la mujer se pudiera lastimar. 

—Suéltenme —la mujer los aparto de un empujón gritando para sentarse junto a su hijo nuevamente.

—¡Chicos! Llegamos —dijo el conductor acostumbrado a la reacción de cualquier persona que visitaba la ciudad, a excepción de espantosa señora todos se asomaron por cada una de las ventanas para ver Good Site, la ciudad de las oportunidades.

Lo primero con lo que se sorprendieron era esa inmensa cantidad de luciérnagas fuera de los muros, la gran pradera en la que se encontraban rodeaba todo el frente de la ciudad, también pequeñas torres de vigilancia alejadas del muro hechas de piedra con una extraña llama verde en lo alto y la fuerza militar protegiéndolas.

El transporte dejo de agitarse en cuanto llegaron al camino oficial y al acercarse a la gran muralla con llamas verdes en la cima, distanciada de la pradera por agua conectada al océano les impresiono, sobre todo el famoso anillo que desprendía una tenue luz verde a unos metros más arriba sobre el muro, era sostenido por pilares dentro del muro pero desde fuera parecía el halo de un ángel.

Sentimientos rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora