♡Si Mis Alas Pudieran Volar♡ Capítulo 6

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SI WATTPAD NO TE HA LLEVADO PRIMERO AL CAPÍTULO 5, ESTO HA SIDO DOBLE ACTUALIZACIÓN, CON LO CUAL NO LO LEAIS SIN LEER ANTES EL ANTERIOR, NHOA♥

Canción: Wings/Birdy

Multimedia:  Eros D'Angelo

Frase: "La felicidad es el secreto de toda belleza. No hay belleza sin felicidad". Christian Dior.

Pongo una mano sobre mi mejilla y apoyo mi codo sobre la repisa de la ventanilla del autobús mientras miro como los árboles de la sierra van pasando uno tras otro a cierta velocidad

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Pongo una mano sobre mi mejilla y apoyo mi codo sobre la repisa de la ventanilla del autobús mientras miro como los árboles de la sierra van pasando uno tras otro a cierta velocidad. Llevo la música conectada en mis auriculares, a todo volumen sonando Wings. Normalmente es el padre de Cristina el que nos recoge, cuando los padres de Eros y Selene o la mía, se tienen que ausentar por trabajo.

En este caso, el padre de Cristina ha tenido que ir junto con el de Selene a un viaje de negocios y es que se ve que están teniendo mucho éxito en la Feria de Muestras de la moda a la que han asistido los D'Angelo. Y no me extraña nada absoluto, su imperio no nació de la noche a la mañana. Carlo se ha ganado con sudor todo lo que tiene de su juventud hasta ahora, solo que ahora puede permitirse tener a los mejores diseñadores a cargo de su empresa. Supongo que también tuvo que ver el casarse con una modelo griega, hija única de unos empresarios para los que trabajó en su juventud.

Miro un segundo hacia un lado y veo a Cristina sobar, en el asiento de al lado, junto a mí, con la baba deslizándose por su labio. Si se tratara de otra persona, seguramente ahora estaría asqueada. Más, tratándose de Cristina, después de todo el tiempo que hace que la conozco, jamás sentiría asco alguno por ella.

Por otro lado, Selene y Eros se encuentran en los asientos que hay justo detrás de nosotras. Eros perdido en la pantalla de su móvil y Selene con la vista en el paisaje y sus ojos entre cerrándose en cuestión de segundos por el cansancio.

Los viernes, salvo alguna excepción, es nuestro día de siesta y ahora que vamos en el autobús y gastaremos como mínimo una hora más en llegar a casa, más todavía. Llevamos levantándonos un par de días o tres a las 6:30 de la mañana, como mínimo. No quiero ni pensar cómo estaremos cuando lo llevemos haciendo todas las mañanas, bien avanzado el curso. Si hoy estamos cansados, ese día, estaremos destrozados.

Vuelvo a sumergirme en la música a todo volumen sobre mis oídos. Si estuviera aquí mamá, me estaría dando mil y una lecciones sobre por qué no se debe llevar tan alta y los peligros para los tímpanos y lo que no son tímpanos, que ello conlleva. Por suerte, no se encuentra aquí, porque a decir verdad llevar la música fuerte sin que nadie me moleste, es lo que más me gusta en el mundo.

No sé muy bien cómo pasa, pero tras diez minutos de escuchar la misma canción, una de mis favoritas desde hace relativamente poco, aunque sea algo melancólica, dejo que los brazos de Morfeo me arropen y me introduzcan en un profundo y placentero sueño.

No sé cuándo me dormí, pero noto la pesadez del sueño, cuando alguien traquetea mi brazo y mis ojos empiezan a abrirse pesados y molestos por la escasa luz que se filtra por la ventanilla del autobús. Birdy aún resuena en mis oídos en bucle, diciendo que las luces se apagan en el momento en que están perdidos y encontrados y que solo quiere estar a su lado. Por primera vez en toda la tarde, la música me molesta, por el sueño, pero tarda en desaparecer cuando ese alguien que intentaba llamar mi atención , apaga el móvil y me retira los cascos.

Mi Chico IdealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora