Cía

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Iba camino al piso del traidor de mi hermano (si se le puede llamar así).

Cuando estaba subiendo se cruzó conmigo un chico bastante apuesto, con los ojos rojos, de llorar, supongo, la cara roja y con lágrimas.Iba murmurando algo que no logré entender.

-Hola. -le dije alegremente.

No obtuve respuesta de su parte, pero eso no me pilló por sorpresa. Al fin y al cabo, sabía quién era ese chico.

Seguí caminando hasta el número 8 izquierda, el piso del "traidor".

"Ding dong". Sonó el timbre al apretarlo.

La puerta se abrió, dejándome ver su cara de sorpresa ante mi presencia.

-Hola "hermanito". ¿Qué tal estás? -dije.- No, en realidad no me importa. -me adelante sin dejarlo responder y apartándole de la puerta, mientras yo pasaba dentro de la casa.-Bonita casa.Nunca me has invitado pero tranquilo que ya vengo yo.

-¿Qué quieres, Cía? No estoy para bromas, no me apetece discutir contigo.

-¿Sabes que quiero? -dije en un giro brusco hacia él que seguía con la puerta abierta.- Quiero hablar con el asesino de mi novio. -mi tono se elevaba cada vez más.

-Ya estás con eso otra vez -dijo iniciando la discusión.-Sabes perfectamente que fue un accidente. Yo no tuve la culpa de que tu novio estallase por los aires.

-¡Sí la tuviste! Tú fuiste quien lo mató. Pool Carry nunca admite sus errores, pero ¿sabes qué? Esta vez yo tengo la razón. ¡TÚ LO MATASTE -dije entre llantos, señalándole con el dedo índice.

-¡Sabes que eso no es cierto! Fuera de mi casa, ya. No te quiero ver.-dijo echándome de la casa.

No me lo creo, me echó sin haber admitido nada. Le odio, le odio mucho. Pero esto no va a quedar así, puede tenerlo por seguro.

Voy a vengarme.

El chico de los mil secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora