𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑫𝒊𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊𝒆𝒕𝒆

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Al día siguiente, cuando despierto estoy sola en la cama, me tapo la cara con las manos ¿Qué fue todo eso de ayer? Me desconozco, Dylan... y yo... ¡Carajo!

Incrédula me siento en la cama y me estiro, miro a mi alrededor en busca de Dylan pero no lo veo ¿Lo de anoche estuvo tan mal? Me levanto, me pongo una bata y unas sandalias y salgo de allí en busca de Dylan, sonrió al verlo sentado en el campo mirando el lago, sin que me vea vuelvo a la cabaña y me ducho deprisa, me pongo un vestido con flores y un cinturón azul, me pongo una flor en la cabeza y me hago un maquillaje simple. Sonrío con el resultado y salgo en busca de Dylan que aún está en el campo, me encamino hacia allí, él al verme se levanta del suelo y me abraza, le doy un beso en la mejilla, lleva puesto un suéter blanco con mangas rojas y unos pantalones cortos con cuadros, luce guapísimo como siempre.

- Cierra los ojos —Dice tomándome de la mano.


Yo sonrío y lo hago, él me da un beso en la mejilla y dice:

- Quédate aquí y no mires ¿De acuerdo?


Yo asiento y escucho como se aleja de mí, luego se acerca de nuevo y me quita los zapatos, descalza piso el césped de aquel precioso lugar ¡Es una sensación fenomenal! Siento como se levanta y de nuevo se aleja, espero impaciente sin moverme de ese lugar, hace un frío agradable, pero el aire tiene un sabor ácido, como si se avecinara una tormenta. Cuando me indica que los abra, lo miro fascinada. Ante mí hay una manta con muchísimas frutas y un desayuno que sé que lo ha preparado él. Lo miro, tiene ambas manos escondidas en su espalda, me acerco y lo miro a la espera de que me mostrase lo que esconde, entonces saca una de sus manos y tiene un precioso girasol ¿Como sabía que era mi flor favorita? ¿Será que ya le había dicho y no recuerdo? me acerco más a él y le dedico una de mis sonrisas que dice que tanto le gustan, él también lo hace, me entrega la flor, yo la miro encantada, es preciosa... Me da otro beso y juntos nos sentamos allí.

- Me la he pasado todos estos años buscando a una persona como tú —Dice de pronto mientras observa el lago— Aunque Molly siempre se portó muy bien conmigo, jamás me hizo sentir lo que siento por ti, de hecho jamás creí que me pasaría algo así... Es una locura pensar que podría llegar a lastimarte o a engañarte, sería ¡Muy loco! Porque en ti encuentro toda mi felicidad y mi paz —Me mira— Te quiero... Jamás te lastimaría, puedes confiar plenamente en mí, te respeto mucho y siempre te daré tu lugar como lo mereces... —Dice mirando nuevamente el césped.


Dylan es encantador, sonrío al recordar que la noche anterior había dicho que ya estamos en competencia de cursilerias, por lo que respondo:

- Sabes, La eternidad existe. Desafortunadamente nosotros no somos eternos —Hago que me mire— Pero, te prometo que yo seré tuya por nuestro pequeño pedazo de eternidad.


Él sonríe también, supongo que recordó lo mismo que yo. Permanecemos en silencio unos segundos, entonces yo tomo las uvas y le indico que intente atraparlas con la boca, él me miro con dulzura y dijo:

- Oh, ¡me encanta este juego! —Se sienta frente a mí.


Se la lanzo y él la atrapa, luego coge otras y las lanza todas al tiempo.

- ¡Ja! No atrapaste ni una —Dice riendo.


- ¿Cómo iba hacerlo? Las lanzaste todas —Me acerco y le doy un beso.


Entonces él toma la crema chantilly, me indica que abra la boca yo lo hago ¡Es deliciosa! entonces se acerca a mí y me besa, cuando quita toda la crema de mi boca, coge la miel y empieza a regarla por mis piernas, y luego la limpia con su lengua, eso me hace cosquillas y me río a carcajadas, en ese momento las regaderas de aquel campo se abren y empieza a mojarnos, yo grito emocionada y Dylan se ríe a carcajadas, acto seguido se levanta del piso y me tiende la mano.

- ¿Bailas? —Dice haciendo el gesto más gracioso que he visto en mi vida.


Me levanto y como una princesa con mi vestido me inclino ante él, Dylan toma su teléfono y poco después suena Too good at goodbyes de Sam Smith, Adoro esa canción, aunque no tiene nada que ver con nuestro caso es perfecta para bailar. Suelta el teléfono de nuevo en el suelo, da un paso hacia mí y con una mano me toma de la cintura y con la otra me coge de la mano.

- No sabía que te gustaba Sam Smith, ni mucho menos esa canción, es una de mis favoritas...


Se acerca a mi oído y poniéndome los pelos de punta susurra:

- Aún no sabes muchas cosas de mí... —Me besa el hombro.


Mientras bailábamos esa hermosa canción bajo el agua, me sentí como en ese película juvenil High School Musical Que cuando era niña no paraba de ver, ¡Pero si hasta tengo a mi propio Zac Efron! ¡Qué maravilla! Cuando las regaderas dejaron de tirar agua, empapados Dylan toma su teléfono, me coge en brazos y corre hasta nuestra cabaña. Al llegar y sin aún bajarme, juntos nos metemos a la ducha y una a una nos quitamos las prendas, mientras él me besa y yo me acerco más a su cuerpo, nunca imagine que yo fuera el tipo de chica tan atrevida.

- ¿Qué me estás haciendo, Dylan Harper? —Susurro sobre su boca.


Sonríe y me quita un mechón húmedo de la cara.

- Debo encargarme de que me quieras a mí y solo a mí, así como yo te quiero a ti.


Siento que estoy en una nube de la que jamás quiero bajar, no sé que signifique esto ni cuánto tiempo vaya durar, solo sé que nunca en mi corta vida he sido tan feliz como lo soy en este momento.

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