◆Tres reglas de mierda◆

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Rudo y violento, excitante dolory juguetes rosados

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Rudo y violento, excitante dolor
y juguetes rosados.

Recargado sobre el filo de una de las tantas mesas de billar, y a brazos cruzados, Agust D se encontraba siendo un espectador más de la humillante escena que estaba creando su ridículo compañero de trabajo; CJ, quien era demasiado nuevo dentro del...

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Recargado sobre el filo de una de las tantas mesas de billar, y a brazos cruzados, Agust D se encontraba siendo un espectador más de la humillante escena que estaba creando su ridículo compañero de trabajo; CJ, quien era demasiado nuevo dentro del equipo como para entender que estaba cometiendo un grave error. Un novato ignorante de tantas cosas importantes que nadie se había tomado la molestia de explicarle, cosas que evitarían que estuviera comportándose como un imbécil al querer convencer al prestigiado del Jefe en que tuviera sexo con él sólo porque sí.

—Oh, vamos Kitty, divirtámonos un rato, el Jefe lo permite —insistió ridiculizándose por décima vez, ante aquel que, sentado en su sillón a piernas cruzadas, resoplaba de cansancio por sus palabrerías.

—¿Acaso estás sordo o eres estúpido? Oh, espera claro que eres estúpido ¡Ya te dije que no!

—Pero ¿por qué no? Estoy seguro que tú y yo la pasaríamos genial. Ya no me trates así y deja de hacerte el difícil, Kitty.

—¡Ya ríndete, CJ! —le gritó uno de sus compañeros de trabajo, desde la barra de bebidas que se encontraba al otro lado del gran salón.

—Sí amigo, muchos aquí hemos intentado estar entre sus bragas y hasta ahora nadie lo ha conseguido —le habló esta vez su compañero Hache, que pasaba junto con Polo a su costado para llegar hasta las mesas de billar que estaban detrás de él.

—Mejor olvídalo, es inútil que lo intentes. No le hace caso a nadie más que sólo al Jefe —le dijo Polo, luego de haber tomado su taco de billar. Acomodó las coloridas esferas en el centro de la mesa y dirigió la mirada a su otro compañero—. ¡Hey, Agust! ¿juegas?

En todo momento Agust D se había mantenido callado en su lugar, observando atentamente la grotesca escena de conquista, pero no porque sintiera interés de ver cuál sería el resultado. Él sabía perfectamente que con Kitty lo único que CJ conseguiría sería unos cuántos huesos rotos a la primera que intentara pasarse de listo con él; porque los nuevos siempre se creían capaces de mucho, consiguiendo así agotar con su paciencia y terminar por llevarse como premio una buena probada de lo que era capaz de hacer el audaz torturador del equipo. Y aquello era lo que Agust D estaba esperando. Le fascinaba ver en acción al hermoso chico de cabello rosado, por el cual desde siempre ha sentido una inmensa atracción; aunque no como la de todos los demás.

Three fucking rules © 𝐌𝐘𝐆.𝐏𝐉𝐌 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora