I Wanna See Your Smile Again

~°~°~1. Fuimos uno~°~°~

Osamu jamás se imaginó lo que vería al abrir la puerta del apartamento.

Desde que Atsumu y Sakusa iniciaron su relación, Tsumu está muy eufórico. A su hermano le emocionaba la idea de empezar una relación con un viejo amor de la adolescencia, él puso sus contras al respecto, pero no podía impedirle a su hermano ser feliz.

Recordaba a la perfección el último día en el cual habló con Atsumu cara a cara.

Estaban en Onigiris Miya, Atsumu venía de entrenar, para contarle que se iría a vivir con su querido Omi omi, palabras dichas por el. Recordaba cómo le tiró una indirecta para que fuese a ayudarlo con la mudanza y al negarse, Atsumu río. Tampoco pensó nunca que seria la ultima vez que lo oiría reir por tanto tiempo

Atsumu le contó que era probable que no se verían por mucho tiempo ya que Kiyoomi le pidió una cuarentena voluntaria a Atsumu los primeros tres meses en el cual vivieran juntos, le explicó su gemelo que trataba de que solo irían a entrenar y directo a casa, también salir a comprar las cosas para vivir. Osamu no recordaba bien la razón, Atsumu se lo contó pero no le presto atención a lo que su hermano le decía.

Habían pasado dos meses desde que no veía a su hermano y eso lo tenía inquieto, jamás en sus vidas habían pasado tanto tiempo sin verse. Pero lo que más le preocupaba era Atsumu, desde hace tiempo lo escuchaba distinto, no sabia como explicarlo, pero no sonaba a Tsumu con quien hablaba. Y al parecer a él no era el único al que le preocupaba su hermano, una de las pocas cosas que recordaba de lo que le había dicho Atsumu, era que la cuarentena duraría 3 meses, y como ya mencionó solo han pasado dos meses, por lo que dedujo que hasta Kiyoomi tuvo que verlo mal como para romper la cuarentena y así Atsumu podría venir a verlo.

Abrió la puerta.

Lo primero que vio es a su hermano entrar rápidamente con la cabeza baja, pasó directo al baño a lavarse las manos, mientras Tsumu estaba en el baño Osamu no podía sacarse ese mal presentimiento de encima.

Entonces lo vio.

Ese no podía ser su hermano, simplemente él no era su Atsumu, que había pasado con el irritante chico infantil e hiperactivo que siempre lo molestaba. ¿Qué le había pasado?

Estaba ojeroso, se veía pálido y más delgado, sus ojos estaban apagados, se veían oscuros, carecían del brillo tan característico. Se veía fatal.

–Samu– escuchó a su hermano decir, su voz sonaba rota. Lo vio sentarse en su sillón y abrazarse las piernas.

–Tsumu, ¿Qué pasa?– pregunto sentándose en la silla del frente, su hermano apoyó su cabeza en sus rodillas, su cuerpo temblaba levemente.

–No puedo más– Decía cada palabra con suma dificultad.– no sé qué me pasa, pero no quiero seguir siendo así de inútil, estaba tan feliz de irme a vivir con Omi, te juro que estaba feliz y no me importaba la cuarentena, serian solo tres mes, pero–Escucho su voz fragmentarse aún más–No sé qué me empezó a pasar, al principio pensé que era a que me estaba adaptando, le decía a los chicos del equipo, "tranquilos no quiero salir", estoy muy cansado, y luego esa mentira se volvió realidad. Empecé a quedarme sin energía y me odiaba por eso, solo podía mirarme al espejo y pensar lo patético que era por sentirme así por una estupidez, luego pensé en pedirle a Omi en terminar la cuarentena y luego me odie por eso, él me pidió una cosa, solo una y simple cosa, y yo le dije que podía, pero resulta que no y que era el peor novio del mundo por no querer cumplirla. No quiero ser el peor novio del mundo. En algún momento deje de tener hambre, simplemente mi estómago ya no existe para mi. Omi se dio cuenta de lo mal que me sentía y me pidió varias veces el que te fuera a ver, pero yo quería que viera que puedo cumplir su condición, que puedo hacer al menos una puta cosa bien en mi vida– temblaba con cada palabra que decía y cada vez se le escuchaba más rasposa su voz.– yo solo quería ser una buena persona y termine así– levanta su cabeza y se apunta a si mismo– no quiero sentirme más como la peor cosa que le pasó a este mundo, Samu–Escuchó en su voz una pena profunda, como si fuese su última oportunidad de pedir ayuda–Por favor, ayúdame.