~°~°~16. Perfectamente imperfecta~°~°~

258 44 74
                                    


Desde el alta de Atsumu todo ha ido a peor.

Ni siquiera sabía el porqué lo habían dado de alta, si estaba tan mal ¿no debería seguir en el hospital?

De todas formas estaba más calmado con el simple hecho de que esté allí, en casa junto a él. Se veía muy mal, y conforme los días pasaron fue yendo a peor, no lo había escuchado decir ni una sola palabra.

Estaba totalmente seguro de que ni siquiera en un inicio estaba así de mal.

Pero que había sido lo que cambio, aparte de un intento de suicidio. Fue una pregunta estúpida. Claramente un intento de suicidio iba a ser algo sumamente negativo en el, y que ahora no este tomando sus antidepresivos por cosas medicas, lo hacia peor.

Pero por suerte se suponía que podía empezar a tomarlo de a poco, aumentando la dosis gradualmente, a partir de una semana de la dada de alta, y ya habían pasado tres días.

Me desperté antes de él para prepararle un buen desayuno, necesitaba poder alimentarlo bien, si bien había aumentado de peso un poco, seguía estando levemente desnutrido, y agradecía siempre por ello, que nunca estuvo desnutrido en su totalidad, porque así podría ser más fácil ayudarlo.

Debía ver el lado positivo, eso era lo único que le quedaba.

Un yogurt de frutilla, cereal, un tazón con manzana picada, un pan con jamón, y jugo de naranja. Simple, pero era lo necesario para iniciar bien el día.

Se había despertado bien temprano para poder regulárselo de alguna forma el sueño a Atsumu, que durmiese y despertase a la hora que hacia antes, y que no se quede todo el día echado, aunque en estos últimos tres días ha sido imposible.

Y tenía un extraño presentimiento de que este sería igual.

Me acerque a él y deje la bandeja a su lado. Tal vez debía despertarlo y llevarlo a la cocina para comer, era probable, pero no quería presionarlo, si ya le costaba comer, tener que levantarse, si tenía que hacer ambas, jamás lo haría a voluntad propia.

Le sacudí levemente el brazo y susurrando su nombre para que despertase con delicadeza.

Después de unos minutos despertó.

Abrió sus ojos de apoco con un gran cansancio abarcando por completo sus hermosos iris. Sus párpados estaban semi abiertos y lucía completamente agotado, las ojeras habían vuelto, junto a la piel pálida. Por un momento recordó el sueño del hospital, y solamente ignoró el recuerdo, no quería ponerse a sufrir cuando alguien más lo necesitaba.

–cariño, debes comer– le decía con suavidad –por favor.

Solo me miro.

No dijo que no, no negó con su cabeza. Solo se callo.

–por favor– contenía el gran nudo en mi garganta que reprimía para no ponerme a llorar en ese instante. Era una simple cosa la cual pedía, y sabía que no podía obligarlo ¿o si?

Claramente no de una forma violenta, pero podía hacerlo.

Tome la cuchara en mis manos para poder darle el yogurt.

–abre la boca– le dije y no lo hizo, pero tampoco la cerro así que fue sencillo colarse entre sus labio para poder darle la comida.

Seguí así, dándole cucharada tras cucharada, y él ignorando el mundo por completo, limpie con suavidad sus labio manchados con una servilleta.

Luego le di los cubitos de manzana, fue complicado por los palillos y porque tenía que masticar, pero para su sorpresa cuando metí el primer cubito mastico por su cuenta, muy suave y cansadamente pero al menos estaba masticando.

I Wanna See Your Smile AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora