España, 1932
Confundida y sin saber qué hacer, la pequeña niña de tan solo siete años sabía, que ahora estaba sola, lejos de su hogar y de su familia, lejos de su querido padre y su adorada madre.
El montón de personas en el barco la empujaban haciéndola chocar con otras personas golpeándola. Tenía hambre, frio y miedo... No conocía a nadie y no sabía qué hacer.
Luego de ocho días y siete noches, el barco llego a su destino, un puerto en España.
Todas las personas desembarcaban, pero ella, en su esquina donde se sentía segura no se movió. Veía a niños tomados de la mano o en brazos de sus padres, familias completas riendo y hablando, de hecho, podía jurar que algunos hombres vestidos de policías le hablaban ya que era la última que debía bajar, pero ella únicamente escuchaba el ruido de su hambriento estómago. Además, hablaban en español y no les entendía.
—Oye niña, debes bajar del barco. ¿Dónde están tus padres?
Sin entender nada, negó un par de veces su cabeza. Tal vez si les hablaba en ingles la devolverían a Estados Unidos y se encargarían de buscar a sus padres si les decía el nombre.
—Estoy perdida, subí al barco sin querer. —Ambos hombres se miraron y alzaron los hombros al no entenderle.
—¡Santos, ven! —Llamo uno de los hombres a su compañero que hablaba con unos pasajeros— ¿Qué es lo que ha dicho la niña? Al parecer es americana.
—¿De dónde eres, pequeña? ¿Y tus padres? — La niña sonrió con alivio cuando el hombre le hablo en inglés, por fin entendía a alguien.
—Soy Antonella Puzo, vivo en Nueva York, sin querer subí al barco y me eh perdido.
—Vale, acompáñame, te voy hacer un par de preguntas más y haremos todo para que vuelvas con tu familia.
La pequeña niña había topado con suerte, había conseguido hablar con los policías que la ayudarían a volver.
Se la llevaron a una estación donde la sentaron en una pequeña sala, al parecer de interrogatorio, pero no para interrogarla, si no para asegurarse de que estuviera a salvo mientras hacían unas llamadas al otro lado del océano.
luego de unos eternos minutos, el mismo policía entro a la sala con una sonrisa que le dio esperanza a la niña.
—¿Tu padre es Vittorio Puzo y tu madre Elisabetta Puzo? —La niña se puso de pie emocionada y le asintió con la cabeza— En cuanto desapareciste presentaron cargos, todo Nueva York está buscándote, tu familia debe ser importante como para causar tanto revuelo. —Ella alzo los hombros.
—¿Cuándo volveré a verles?
—Deben firmar en persona por lo que deben subir a un barco, tardaran alrededor de una semana, de momento te llevaran a un orfanato... No tengas miedo, volverás a casa
Él le dedico una sonrisa al no recibir respuesta, la niña solo lo siguió hasta que la entrego con unas monjas.
Al salir del lugar, a la distancia pudo reconocer perfectamente a tres hombres que vestían muy parecido a los hombres armados que siempre vigilaban su casa, la diferencia es que a ellos los reconoció porque eran de los hombres que le disparaban a ella, a sus hermanos y madre ese día en el restaurante y luego en el puerto.
Los hombres la vieron y comenzaron a correr en su dirección, con miedo y casi paralizada, lo único que escucho en su cabeza fue el grito de su madre. "¡No mires atrás, Antonella!"
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•𝑈𝑛 𝑓𝑢𝑡𝑢𝑟𝑜 𝑠𝑖𝑛 𝑝𝑟𝑒𝑠𝑒𝑛𝑡𝑒• #3
RomanceEn 1941 Don Puzo sufre la perdida de su querida esposa, busca la forma de seguir adelante y recuperar a su familia para que vuelva a ser igual de unida como solía ser antes. En su lucha por buscar el amor que perdió se encuentra en varias aventuras...