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Un choque de copas espumantes fue el inicio del que parecía ser una vida perfecta con su alma gemela. El amor en sus ojos hacia del momento más brillante, más hermoso y perfecto. Sus sonrisas felices, los cumplidos y aplausos que llenaban la atmósfera a su alrededor le nublaron más el cerebro.

Eso debió ser.

La fiesta de compromiso entre la familia Jeon Jung, era el momento en que su relación iría en ascenso lleno de momentos inolvidables, que en un futuro tendrían para contar a sus futuros nietos. Claro, si en lugar de un globo aerostático, una montaña rusa representaba su relación. Tú corazón se podría agitar hasta romperse y despertar en una pesadilla.

Jung Jiwoo fue la novia perfecta, su relación se dio de forma natural y sus familias desde que eran niños se juntaban para iniciar eventos o actividades entre miembros de la familia cercana. Un noviazgo sencillo qué daría paso a un matrimonio de ensueño. Eso hasta que los ojos de su chica ya no se veían como antes.

Al llegar ambos a casa no existía esa conversación de siempre, hasta el contacto físico se sentía forzado.

¿Que había pasado? Hasta sentía que su prometida lo odiaba. De no ser porque compartían una cama y algunas llamadas para saber si la persona que limpiaba la casa iba a presentarse, o el aviso de no ir a casa por asuntos ejecutivos.

Su primera pelea acabó muy mal. Ambos sabían como manejar y reprimir sus sentimientos, aquel fue el detonante a una bomba que haría a ambos añicos esa noche. Jiwoo grito hasta quedarse sin voz y Jungkook dejó sus lágrimas de impotencia caer una tras otra, mientras enumeraba las faltas de su futura "esposa". Razón por la cual ella canceló la boda, haciendo pedazo el sueño del castaño por un matrimonio perfecto.

"-Tu solo quieres una boda y no soy tu jueguete, niño caprichoso con aires de perfección."

Declaró Jiwoo tomando un bolso enorme y saliendo por la puerta, con las llaves de su auto entre sus dedos porcelanos con tonos rosas por la presión que egercía en ellos.

Necesitaba caminar.

Ahora más que nunca, necesitaba la brisa fresca sobre su rostro caliente y el vaso de licor más fuerte que un bar pudiera ofrecerle. También tomó sus llaves, una campera y billetera para cerrar la puerta del que había sido su "nido de amor". Pues ya había roto aquella relación perfecta y todo lo que en su vida se diera, no podían ser más que adefesios. Un romance sin pies o cabeza, pues faltaba la parte donde se presentaba una ocasión única que daba pie al romance.

Lo demás sería toda una fachada. Una mentira sucia y seguro nunca volvería a sentir amor en su vida.

Su auto aparco frente a unas luces led bastante llamativas, el ruido retumbaba las paredes y la gente salía como si una extraña fuerza los atraerá al piso.

Perfecto.

Entró sin mayor impedimento, más que unos cuentos billetes al portero y esquivar a los ruidosos de la pista. Estaba ahí para beber nada más. Bailar sólo se le daba bien si estaba en compañía de una hermosa y elegante mujer.

Se sentó sobre los altos banquillos cubiertos de color rojo y se permitió sentirse triste por no haber luchado más por Jiwoo, seguro si agachaba la cabeza no habrían terminado en ese pleito lleno de inseguridades y rencores silenciosos. Jiwoo era como él, aunque claro nunca la habría llamado de tal forma que hirió enormemente su ego, pero eran iguales y sabrían que aquello que tenían nunca más les podría pasar en la vida. ¡Si! Tal vez si ahora mismo fuera hasta donde estaba ella le perdonaría. Volverían a ser una pareja perfecta y--

-¿Qué te sirvo? Haz estado mirando a la pared por un largo tiempo- Jungkook subió la mirada hacia el hombre rubio con una expresión confusa- Sí estas drogado amigo, será mejor que vayas sacando tu trasero de la silla. No te daré nada.

Hate It (KookMin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora