Juego De Niños ¥Luzugetta¥

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N.O.:

Samuel entro a la escuela sintiendose la mismisima mierda habian pasado 2 días desde su rompimiento con Guillermo, apenas dos días y ya sentia ganas de morir, eso es lo que pasa cuando te enamoras, recibio un empujon, miro hacia su derecha, vio a Raul, la persona con la que le habia engañado Guillermo, si las miradas mataran, Samuel ya lo estaria, ya que toda la escuela creia que el habia sido el que habia engañado al pelinegro, mala idea estar con un de los más populares, se endereso, no miro a nadie, ya ellos lo estaban viendo, se sentia como un bicho desconocido en la escuela donde habia asistido 2 años, miro el piso empesando a caminar, en el camino recibio empujones y groserias, un empujon lo hizo caer, al parecer tenia la mochila abierta ya que cuando callo tambien lo hizo todos sus libros, cuadernos y un par de hojas que estaban sueltas, escucho risas mientras el estaba quieto mirando a la nada, por un descuido de su estupid@ corazón tenia que soportar burlas por al menos por un año más, alguien lo ayudo a recoger sus cosas mientras el estaba en su mini trace, le dejo las cosas enfrente de el, Samuel apenas habia visto una silueta ayudarlo, cuando volvio a la realidad, miro así todos lado, solo vio como un chico con un buso negro se alejaba de el, guardo todo y lo siguio.

Despues de un par de pasillos lo perdio, lo queria conocer ya que toda la escuela lo odiaba, pero al parecer el no, o más bien era su imaginacion.

Agacho la cabeza, enplendio el camino a su primera clase del dia, al llegar a ella tomo lugar en el asiento donde le correspondia, saco su cuaderno de español, que era la que le tocaba, lo habrio, una pequeña nota estaba al pricipio de la primera pagina, la tomo, la leyo.

'No es justo que tu sufras lo que Guillermo deberia sufrir, yo te creo, aunque no hemos hablado frente a frente, no se tu vercion de la historia, pero te creo

-L'

Eran una nota pequeña, estaba escrita con pluma roja, la miro por todos lados por si habia algo más, pero no, era todo, la guardo en uno de sus bolsillos al ver al profesor entrar por la puerta.