Capítulo IV.

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Después de tomar el transporte, en cuestión de minutos se encontraban todos en la parada frente al “Bar Asterias”; Jim había decidido que ir a un bar era la mejor opción para esa cita, y nadie puso resistencia.

Sí Spock no hubiera vuelto su invitación en una cita doble se imaginaba a si mismo llevándole a cenar a un lugar lujoso, o bien hubiera pensado en algo más creativo, alguna cosa elaborada para impresionarle; no estaba seguro de que exactamente, debido a que tampoco estaba acostumbrado a que ese tipo de situación fuera tan planeada, pero de cualquier modo, las cosas eran así.

Los planes habían resultado en Bones y ese otro tipo acompañándoles, era necesario que el lugar de reunión fuera más típico; en teoría sólo eran unos sujetos, yendo a tomar unas bebidas y pasarla bien. Sabía muy bien que por regla general sí alguien no sé estaba divirtiendo o la pasaba mal, el amigo que le había acompañado acaba por irse también.
Era lealtad, para él bien conocida y de la que a veces se servia; ese tipo de compromiso entre amigos, justamente el mismo que él había usado a su favor para llevar a Bones a ese lugar. Por eso mismo, por más que el tal escocés no fuera de su total agrado hasta el momento, esperaba que la pasara bien, lo suficiente, al menos, lo justo y necesario de lo contrario Spock se terminaría yendo tras él.
Ese tipo de citas eran complicadas, no recordaba la última vez que había ido a una; pero es difícil hacer congeniar a cuatro personas y que todas la pasen igual de bien.

—Este lugar apesta Jim —Se acercó Bones a murmurarle al oído, dejando su mano en su hombro por un momento— ¿Seguro qué lo pensaste bien al traerles aquí?

—No te preocupes Bones, tengo la situación bajo control —respondió Jim, sonando algo irritado; estaba de hecho preocupado aunque no quisiera aceptarlo—, estoy seguro de que Spock no frecuenta lugares como este, y eso es exactamente por lo que escogí este sitio.

Ese bar era uno en el que Bones y él habían ido a beber muchas veces, estaba alejado del campus, y no era tan grande y llamativo; ellos usualmente iban ahí cuando no querían ver las mismas caras que veían a diario en la Academia. Los clubes y bares más cercanos estaban repletos de esos jóvenes, lo último que deseaba era que Spock se cruzara con alguno de sus estudiantes.

Finalmente los cuatro entraron al recinto, era un clásico bar de San Francisco, con la música alta y las luces brillantes y frías molestando en tus ojos; lo bueno era que no estaba repleto y pronto encontraron una mesa pequeña, situada en un rincón, en la que sentarse.
Scotty y Spock tomaron asiento primero, uno al frente del otro, en unos sillones de color rojo anaranjado, muy cómodos y espaciosos. Los otros dos, Jim y Bones, se les unieron rápidamente a su lado; Jim se había sentado tan cerca de Spock como le era humanamente posible hacerlo sin llegar subir una pierna sobre su regazo.
Con su cuerpo totalmente relajado, sus piernas ligeramente separadas, y sus rodillas chocando contra el muslo de Spock, que en cambio se mantenía sentado en una perfecta postura, como si se tratase de un muchacho en su primer día de escuela. Lo cual el rubio encontraba encantadoramente irresistible, lo único que podría llegar a molestarle era que Spock ni por un segundo quitaba su vista del frente, quizás había escogido apresuradamente su sitio, o tal vez, había algo enfrente que llamaba más su atención, de cualquier modo eso le ponía tenso.

—Tengo curiosidad, ¿Desde cuándo se conocen ustedes dos? —dijo Jim, mirando directamente a los ojos de Scotty, entrecerrando los propios receloso—, es sólo que he notado que es poco común para él el estar en compañía de alguien y ustedes parecen cercanos.

—Sí, eso, bueno, Spock es mejor con las fechas que yo, pero, primer año, ¿Segundo bimestre? —respondió el escocés dudando un poco de la exactitud de su respuesta.

—Eso es correcto —afirmó Spock, asintiendo a su vez con un movimiento ligero de su cabeza.

Jim se quedó pensando en que esa era una considerable cantidad de tiempo, que, por un lado, explicaba esa aura de confianza que parecía habitar entre ellos; aunque pudiera sentir aún la potencia que emanaba ese vínculo, calculaba que de poder tornarse en algo más íntimo lo haría. Sin embargo Jim se consolaba pensando en que después de tanto tiempo, si algo tuviera que pasar entre ellos, ya hubiera pasado, quizás ese tipo ya hubiera perdido su oportunidad.

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⏰ Última actualización: Jan 27 ⏰

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[McScott/Spirk] En los ojos de los amantes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora