Noah dejó el cepillo entre sus dientes y se giró para ver su costado en el espejo. Una semana había pasado desde que habían intentado asesinarlo mientras dormía. El golpe en sus costillas... se veía asqueroso para ser honestos. Su rostro, muslo derecho y rodilla no se veían mejor. Parecía una bolsa de golpes, sinceramente. Contrajo su expresión antes de presionar con dos dedos en medio de la mancha amarrilla verdosa de su costado y exhaló cuando apenas pudo sentir algo de dolor.
Tuvo mucha suerte de no haberse fracturado o seguiría en cama.
Terminó de cepillarse un momento después cuando por fin pudo dejar de mirar sus heridas. Le había limpiado el rostro y cambiado sus parches. Su labio no necesitó ser cocido, porque no era más que un leve corte. O eso le había dicho Rocco. La hinchazón bajó considerablemente por lo que se veía un poco más como él mismo.
Regresó a la habitación y tomó una de sus camisetas. Apenas hacían dos días desde que llevaron sus cosas a la casa en donde se estaban quedando. Así que había estado usando ropa de Rocco. Fue un poco más vergonzoso de lo que debió haber sido. Pero el hombre nunca se burló de él por eso. Probablemente porque se veía como la mierda.
Revisó la hora antes de salir. Había estado despertándose a la misma hora los últimos tres días. 8:00 de la mañana y cada mañana encontraba el desayuno preparado en el comedor. Caminó por el largo pasillo apenas iluminado, sintiendo el piso frío bajo sus pies descalzos y giró en la esquina para ir a la cocina. Una taza de café, un vaso de jugo de naranja, tostadas, fruta cortada y huevos revueltos. Incluso había algo de tocino esta vez. Se sentó en silencio y comió lentamente todo.
Eso era otra cosa que había notado en los últimos días. Su apetito había incrementado. Quizás era porque la comida era buena, o tal vez su cuerpo intentaba recuperarse tan rápido como fuera posible.
Como había estado haciendo, terminó de comer y lavó todo, incluso limpió la mesa. En el mostrador de la cocina estaban sus medicamentos. Las mismas seis píldoras que había estado tomando, y una jarra con agua, un vaso puesto al revés sobre un trozo de papel toalla. Las tomó en su mano mientras servía un poco de agua con la otra mano y las tragó en un intento. Terminó el vaso de agua y lo dejó sobre el trozo de papel.
Después se dio la vuelta y miró al vacío y silencioso lugar. Cerró los ojos por un momento y se dijo que estaba bien. Al menos estaba a salvo.
Pero eso no quitaba que se sintiera solo.
Golpeó el mostrador con los dedos, impacientemente antes de moverse. No tenía sentido regresar a la cama, a su habitación vacía. No quería volver a dormir. Quería salir.
Caminó por el pasillo hasta que llegó a la parte trasera de la casa. Podía escuchar música alta y ruidosa proveniente de la habitación más grande de la casa. Era un gimnasio completo. Bastante conveniente, en realidad. Todavía estaba un poco demasiado débil, pero cuando se sintiera mejor volvería a entrenar. Eso podría ayudar a liberar su mente por un tiempo.
La puerta estaba entreabierta por lo que no se molestó en esperar, solo la abrió y entró. Rocco estaba sobre la banca, una barra con tres platos sobre su pecho. La sostuvo un momento contra sus pectorales y la levantó con algo de presión. Sus gruesos brazos temblaron un poco. Tomó una profunda respiración y volvió a hacerlo antes de dejar la barra sobre el sujetador. Se quedó acostado sobre la banca por un momento, ojos cerrados y su respiración pesada. Noah se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared, solo mirando.
Rocco gimió mientras se sentaba. Tomó la toalla que estaba en medio de sus piernas y se secó el rostro mientras se ponía de pie. Solo tenía puesto un pantalón de deporte hasta las rodillas. Su impresionante cuerpo estaba empapado de sudor y los tatuajes de sus brazos brillaban. Tenía muchos, pero curiosamente no tenía ninguno en su espalda ni en su torso. Sus pectorales tenían diseños de rosas al igual que en su cuello. Dejó la toalla a un lado y comenzó a quitar los platos de la barra.
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[GAY] Guardaespaldas
RomanceNoah ha vivido una vida tranquila, sin lujos ni atención desde que se alejó de sus padres. Él sabe que ellos hacen cosas a sus espaldas, cosas malas. Por lo que decidió que lo mejor para él sería hacer su propio camino lejos de los negocios turbios...