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-No hacía mucho,el rumor por la escuela se habia corrido como un virus.

-Pronto todo cotilleaban de ello en los pasillos y durante el descanso en la cafetería.A donde sea que volteara estaría alguien señalando.

-¿Y como no?

-Si el era Kim sunoo,el fantasma de la escuela.

-Por favor,no se asusten con la palabra fantasma,es sólo una metáfora y una manera de decir que nadie lo veía ni lo notaba,que su presencia era épica mente ignorada.

-Y quizás se estén preguntando¿Por qué las personas lo miraban tanto,si se supone que el era el fantasma?

-Sunoo llevaba el cabello de la misma forma:negro,lacio y cayendo por su frente,cubriendo está y cosquilleando en sus párpados,ligeramente acomodado hacia un lado.Su ropa no era extravagante,no usaba jeans demasiado ajustados y las camisetas no mostraban más de lo necesario,su ropa siempre era cómoda,pero no para hacerlo parecer un vagabundo.

-No era feo. Él lo sabía. Tenía unos atractivos ojos gatunos y una nariz ligeramente puntiaguda, su sonrisa era de dentadura casi que perfecta, y su piel era suave y pálida. Tenía con qué defenderse.

-Le gustaba mucho delinear ligeramente sus ojos, y sombrear sus párpados con colores opacos y tenues. Sus ojos eran quizás su cosa favorita de su rostro y le gustaba resaltarlos de alguna manera u otra. Sentía que acentuaba su mirada y ésta se volvía más potente y gatuna de lo que ya era naturalmente.

-Sin embargo, el problema no radicaba en que el fuera feo (ya aclaramos que no lo es en absoluto), sino en que era lo que puede seguirle a pésimo para entablar una conversación con alguien.

-No importaba quién fuera, ni la edad o género de la persona, Sunoo siempre se encontraría balbuceando incoherencias, tembloroso como gelatina, y adornado de sus mejillas por un hermoso Carmín.

-Sunoo llevaba el carmín sobre su rostro muy a menudo.

-
Se había vuelto parte de su rutina. Era sólo cuestión de recibir las miradas de las personas o tener que hablar demasiado tiempo con alguna de ellas y ipuf! el carmin subía a sus mejillas para asentarse ahí por un rato.

Ya no era raro para él verse en algún reflejo y notar el carmín en su rostro.

Pero, oh, benditos dioses, nadie le había preparado para su tortura y al mismo tiempo delirio.

Quizás en ese momento no había pensado correctamente, aún hoy día se pregunta qué pasaba por su mente para decidir que leer bajo un árbol a un lado de la cancha de fútbol que no contaba con alambrado de seguridad para prevenir que el balón saliera, era buena idea.

Llevaba unos anteojos de mica redonda que sólo utilizaba en esos raros días que tenía ganas de leer. Se le resbalaban por el puente de la nariz y con su indice y pulgar volvia a colocarlos en su lugar, continuando con su interesante lectura. Amaba la trama que Retrato en sangre estaba tomando conforme pasaba las páginas y se había sumergido tanto en la lectura que el grito de advertencia no llegó a sus oídos. El balón de fútbol impactó contra su rostro, no sólo rompiéndole los anteojos a la mitad. sino que haciéndole sangrar la nariz en cuestión de segundos.

--¡Lo siento!-un grito se escuchó bastante cerca de su persona en medio de su aturdimiento. El libro yacia tirado a sus pies y los anteojos sobre su regazo. Tenía puesto el dorso de la mano sobre el labio superior evitando que la sangre se derramara más hacia abajo. Al voltear su mirada hacia donde alguien se acuclillaba a su altura, se quedó congelado en su lugar y casi puede jurar que dejó de respirar. Porque frente a él estaba Nishimura Riki, el capitán del equipo de fútbol y uno de los chicos más atractivos de la escuela. Llevaba el cabello rubio pegado a la frente por el sudor y pequeñas gotas se deslizaban por su cuello, hipnotizando a Sunoo con su descenso hasta que unas morían en el cuello de la playera que llevaba y otras lograban descender aún más bajo la tela. Su piel bronceada brillaba como oro por la capa de sudor y su respiración era algo agitada.Sunoo tuvo que recordar cómo tomar aire sin verse tan estúpidamente obvio. ¿Estás bien?

𝐂𝐚𝐫𝐦𝐢𝐧 ♡︎ Ⓢ︎Ⓤ︎Ⓝ︎Ⓚ︎Ⓘ︎ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora