A Mariano le había parecido una gran idea escoger la Biblioteca Central como lugar de reunión para su primera cita con Amber.
Podría verse como una broma de mal gusto, pero el chico no parecía ni saber que yo estaba ahí. Parecía muy ocupado riendo y abrazando a su nueva pareja como para prestar atención a una persona a la que ya ni notaba entre la gente.
¿Por qué me sentía así? ¿En serio estaba celosa? Nunca había estado celosa durante nuestra relación ¿Por qué ahora, que ya no quedaba ni un rastro de amor entre nosotros, sentía celos de Amber?
Él ni me miraba.
Puedo asegurar que había al menos cien personas más que nos rodeaban, y varios murmullos notables en la sala, que flotaban por el aire perdienose entre la gente. Pero apenas los ví juntos, riendo coquetos y abrazándose, fue como si todo lo demás desapareciera. Como si lo único que estaba presente en mi cabeza en aquel instante eran los momentos en los que Mariano me había abrazado así. Cuando me abrazaba por detrás, tomándome de la cintura, y apenas bajaba la guardia comenzaba a hacerme cosquillas, solo para verme reír. Esos recuerdos, ahora tan distantes y melancólicos, parecían hacerse más vigentes en mi cabeza a cada segundo que presenciaba aquella fugaz escena.Lo que hace unos segundos era mi lugar de confort, para distraerme y pasar un buen rato con mi padre, ahora era un molesto aglomeramiento de gente, lleno de tristeza y nostalgia.
Los apagados murmullos comenzaron a volverse gritos. Toda esa gente, que antes no me molestaba ahora era un estorbo, un obstáculo que me impedía salir corriendo, huir de esos pensamientos y de ese lugar que me estaba haciendo maquinar más de la cuenta.El sonido de los aros que sostenían la aterciopelada tela roja, raspando con el tubo dorado al que estaban sujetos me sacó de mis pensamientos. La obra estaba por empezar.
Decidida a irme de allí lo más rápido posible, me levanté bruscamente de la butaca, y tomando la mano de mi padre me abrí paso entre la gente, como una flecha cortando el aire.
Mientras corría entre las personas, escuchaba de fondo la voz de mi padre preguntándome qué sucedía, si estaba bien, por qué quería irme. La percibía como un leve susurro detrás mío, acompañando el ritmo de mis pies, uno tras otro.
Ignoraba todo a mi alrededor. Lo único en lo que podía centrarme era mis pensamientos. Esas Miles de preguntas que se reformulaban en mi cabeza a cada segundo, una y otra vez, repitiéndose como una canción en bucle.¿Tan rápido me había cambiado? ¿Tan fácil era remplazarme? ¿Estaban teniendo una cita? ¿Desde cuándo a Mariano le gustan los libros? ¿O solo fue allí por ella? ¿Por qué nunca quiso ir conmigo, pero si con Amber? ¿A cuántas más abrazó así antes de mí? ¿Esos abrazos no significaban nada?
Llegamos al exterior del establecimiento, donde estaba nuestro auto aparcado, y me detuve un segundo frente a él, a procesar lo que había pasado.
—¡¿Emily?! ¡¿Puedes decirme que demonios pasa y por qué saliste corriendo así?!—
—Vamos a casa...— dije, casi en un susurro.
—¿Pero qué está pasando?—
—¡No quiero hablar de eso! Solo... Vamos a casa, por favor...—
Desconcertado y dudoso, mi padre subió al auto después de mi.
Ninguno dijo nada durante el viaje. Mi padre mantuvo la cabeza gacha, probablemente intentando entender por qué habia hecho tal escena en la puerta de la biblioteca.
Por mi parte, me límite a mirar por la ventana, intentando calmar y ordenar mis pensamientos.Unos eternos diez minutos después, llegamos a casa.
El chófer estacionó frente a la puerta principal y nos dejó bajar, para luego ir a guardar el auto al garage.
Pasamos las grandes puertas de madera oscura, y nos quedamos parados en la entrada... Sin hablar. Hasta que mi padre rompió el hielo.—... ¿Vas a decirme que pasó?—
No contesté.
—Escucha...— llama, para luego soltar un cargado suspiro. Cómo si lo llevará guardado por un tiempo —No voy a presionarte, pero necesito que me digas por qué saliste corriendo así—
—... Mariano—
—¿Tu novio? ¿Qué paso con él? Creí que estaban bien—
—Pensé lo mismo... Pero me dejó... Esta mañana...—
Mi tono de voz se hacía cada vez más leve. De a poco, comenzaba a hablarme a mi misma.
—Dijo que ya no me amaba... Que su corazón se fue con otra... Pero no lo entiendo... ¿Por qué? ¿Que hice mal?—
Esa última pregunta, una de las que más había dado vuelta en mi cabeza durante aquel día, parecía haber tocado algo en mi padre. Cómo si le desbloqueara un recuerdo muy guardado dentro de sí, para luego dejar ver una cruda expresión de pena, de empatía.
—Tu no hiciste nada mal, peque... A veces... Las personas se enamoran, y a veces ese amor se acaba... Es solo eso, Emi—
—... ¿Entonces si es pasajero?—
—¿Qué?—
—El amor... ¿Es cruel, confuso, pasajero e incontrolable como la gente dice?—
—Bueno... Si. No puedo mentirte y decirte que es todo flores y colores, porque tiene sus partes malas. Pero el amor está en ambos extremos, puede ser lo más hermoso del mundo... O darte el mayor dolor de tu vida...—
—... ¿Así te sentiste con mamá?—
Mamá era un tema complicado. Nunca hablábamos de ello, y bien sabía que a mí padre aún le dolía.
Realmente no quería hacer esa pregunta. No quería indagar en los sentimientos y recuerdos guardados, por más curiosidad que sintiera. En reiteradas ocasiones, algunos de mis pensamientos se escapaban de mi boca y me jugaban muy malas pasadas, o terminaban hiriendo al resto.—Ella era una persona hermosa... Me hacía sentir querido todos los días de mi vida. Me hacía sentir bien. Pero... Con el tiempo, ella dejó de sentir lo mismo... Y encontró a alguien que la hacía más feliz que yo... Alguien que la hacía sentir como ella me hacía sentir a mi... Y me dejó—
—Y... ¿No estás enfadado?—
—¿Con ella? ¡Para nada! Aunque la haya amado y siga doliendo su partida... Ella también tiene derecho de ser feliz, y si es feliz con su nueva pareja, muy bien por ella—
Sus palabras me hicieron pensar. Todo este tiempo creí que papá odiaba a mamá y a su nueva pareja, y por eso nunca venían a verme. Pero resulta ser que no les guardaba ningún rencor.
Sabía cuándo mi padre mentía, pero esta vez no era así. Tenía una sonrisa nostálgica dibujada en su rostro. Era como si reviviera memorias y recuerdos pasados, y los guardaba en una pequeña cajita mental, con el fin de poder atesorarlos todo el tiempo que le sea posible.
—Las cosas no siempre son como uno quiere... Por eso hay que saber adaptarse, ser realistas ante la situación y seguir adelante. Cosas como el amor pueden ser difíciles, y es posible que nunca lo llegues a comprender. Pero mientras puedas disfrutar del lado bueno, el lado malo será más ameno— explicó, secando la pequeña lágrima escurridiza que caía por mi ojo izquierdo.
[...]
—Buenas noches, princesa—
—Buenas noches, papi—
Hace tiempo no venía a mi habitación a despedirme. Solía hacerlo durante la cena o al llegar del trabajo. Pero desde mis cinco años no venía a arroparme y darme un beso de "buenas noches"
Tapada hasta el cuello, como de costumbre, me quedé observando el techo. Blanco, pero con viñetas azules, reflejadas por mis luces LED.
Durante las noches, dejaba divagar a mi cabeza. Pensar en el día, en las personas que me rodeaban, en como me sentía, en los días que se vendrían. Y aunque ese día había sido muy agitado para mí emocionalmente, mi mente estaba en paz. En calma. No estaba en blanco, había pequeños y ligeros pensamientos flotando de un lado a otro, perdiéndose y encimandose entre sí. Pero ninguno de ellos interferia significativamente con mi sueño, o con mi tranquilidad mental.
Ese día, como nunca en varios años, pude dormir bien.
【♡】
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💫 𝒇𝒆𝒆𝒍𝒊𝒏𝒈𝒔 💫
Kurzgeschichten🌫️ "¿𝑬𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒔𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒈𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐? ¿𝑨𝒍𝒈𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒂𝒓𝒅𝒆 𝒐 𝒕𝒆𝒎𝒑𝒓𝒂𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒂𝒄𝒂𝒃𝒂𝒓𝒂? ¿𝑵𝒐 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆𝒏 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓𝒍𝒐?" 🌫️ [☁️] •𝐔𝐧 𝐜𝐨𝐫𝐭𝐨 𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭 𝐚𝐜𝐞𝐫𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐥�...