🌸 𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝟏 🌸

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Sábado 13 julio de 2023

•10:34•

La ventana había quedado abierta la noche anterior, dejando ingresar una leve vetisca, que daba una vuelta por mi habitación y se enredaba con gracia en mi cuerpo, aún bajo las sábanas.
Era ese frío seco pero atrapante, agradable para tomar un café caliente con una cobija sobre mis hombros, mientras revisaba mis correos de la escuela.
Con la vuelta definitiva a las clases, gracias a la erradicación del virus, habían estado enviando muchos anuncios de cosas a tener en cuenta al ingreso y salida del establecimiento.

Aunque estuviera maquinado tantas cosas en mi diminuta y joven cabeza, aún estaba acostada. En mi cama. Casi dormida. En un leve trance entre el sueño y la lucidez, muy cómodo y seductor, que me atrapaba cada vez más y más, y me incitaba a rendirme ante el sueño. Pero bien sabía que no era momento de dormir. Si, el limbo en el que me encontraba era reconfortante, pero tenía varias cosas que preparar para el lunes, y no quería procrastinar por más tiempo.
Como de costumbre, el simple hecho de sentarme en la cama me dió un golpe de realidad. Como si hubiera caído en picada desde mi cómoda nube hasta el duro y frío asfalto de la calle.

Molesto, pero normal en mi, apareció aquel dolor de cabeza que me atormentaba todas las mañanas. Se sentía como pequeñas y repetitivas punzadas al rededor de todo mi cerebro, impidiendo concentrarme en mis pensamientos.
Y, de repente, un pequeño picor de garganta desvía mi atención.

Pero, afortunadamente, nada que una pastilla no pueda arreglar ¿No?

Me dispuse a levantarme y luchar con el abrumador dolor de cuerpo que se apoderó de mi ser al poner un pie en el suelo. Como de costumbre, los primeros pasos fueron pesados, cortos y difíciles. Pero, apenas recuperé medianamente mi lucidez, erguí la espalda y me dirigí al escritorio blanco junto a mi cama, sobre el cual reposaba una pastilla y un vaso de agua.
Kelli ya se había cansado de mis quejas matutinas acerca de aquellos dolores, así que se limitaba a dejar esos dos objetos mágicos que, combinados, lograban apaciguar mis molestias al cabo de una hora.

Lo entiendo, era molesto escucharme protestar todo el día sobre el dolor de cabeza que sufría desde mis diez años, pero un "¿Cómo estás?" o "¿Cómo te sientes hoy?" no vendría mal de vez en cuando.

Puedo decir, con seguridad, que nunca le importé. Ni a Kelli, ni a Sabrina, ni a "mamá". Se limitaban a darme todo lo que quería para que no los molestara.
No le importaba a ninguno de ellos, excepto a mi papá. Era notable que hacía un gran esfuerzo por darme algo de su atención, pero a veces parecía como si no lo alcanzaran las horas del día. Se la pasaba trabajando, haciendo encargos, arreglando reuniones, modificando y mejorando los planes a futuro, y entre todo eso, a duras penas le quedaba tiempo de dormir unas pocas horas. Podía entenderlo, a él y a todo lo que hacía, pero no compartía su filosofía de vida. Puedo afirmar que hubiera preferido su presencia y cariño, antes que bienes materiales.

Tragué la pastilla seguida de medio vaso de agua. Solía tapar mi nariz al tomar la pastilla, ya que su sabor amargo era algo difícil de quitar.
Cómo todas las mañanas, tendí mi cama, subí las cortinas, me lavé los dientes y prendí mi computadora para revisar el correo.

Solo tenía dos mails. Uno, de la directora de la escuela, avisando que la entrada al instituto de primero, segundo y tercer año serían por la puerta secundaria, ya que no podría ingresar tanta gente por la principal, debido a su tamaño. Y el segundo mail, era de mi profesor de Historia. Era un buen tipo. A diferencia de los demás profesores, se notaba que le gustaba su trabajo, y sabia bien de lo que hablaba. Varios de mis compañeros solían burlarme, diciendo que tenía "algo" con él para que me dé puros dieces, solo porque me veía muy interesada en su materia y siempre era la que tenía las notas más altas en los exámenes de historia. Pero, a pesar de todos aquellos rumores, no era cierto. Además de que sería incapaz de hacer algo así solo por una calificación, le tenía una leve admiración y un gran respeto al profesor.

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