Dilf | 001

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Abrí los ojos lentamente, mi cabeza dolía como la mierda y mis ojos ardían fuertemente

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Abrí los ojos lentamente, mi cabeza dolía como la mierda y mis ojos ardían fuertemente. Miré hacia mi derecha para encontrar al cuerpo de mi amigo, Satoru Gojo, abrazando mi cintura. Inmediatamente lo empuje haciendo que se estrellara fuertemente contra el piso.

— Mierda, ¿Por qué eres tan ruda? — Se quejó.

— No debimos tomar tanto ayer. Me duele la cabeza. — Hable soltando un suspiro. — Si tan solo no te hubiera seguido la corriente.

— Oye, pero las risas nunca faltaron. — Sonrió.

— La habitación apesta a alcohol, así que a levantarnos, bañarnos y limpiar este maldito desastre. No tolero que la habitación esté así. — Me quejé.

— Es tu habitación, ¿Por qué tendría que limpiarla yo? — Habló subiéndose nuevamente a mi cama para dormir.

— Tu tuviste la idea, tu ensuciaste la mayoría de cosas, y además te dejé dormir conmigo. Me debes una, así que tienes prohibido dormir. — Lo golpeé con una almohada. — ¡Vamos, Gojo! Me iré a bañar mientras tanto.

Antes de entrar a la ducha miré mi celular, borré todas las notificaciones y entré directamente a los chats para ver el mensaje de mi padre. Me comentó que vendría un viejo amigo a dejar y explicarme sobre un caso. Tanto mi padre como yo somos abogados, nos metimos en un caso donde nuestros clientes son una familia rica, nos contrataron a los 3 para el trabajo.

Mi padre, su viejo amigo Kento Nanami y yo.

Kento Nanami.

Ese hombre era también un hombre rico, había ganado muchos casos, trabajó con cientos de personas, algunas igual o más rica que el. Simplemente un hombre inteligente y aplicado.

Me comentó que vendría aproximadamente a la tarde, miré la hora para confirmar.

Mierda.

— ¡Gojo! — Lo empecé a mover frenéticamente. — Levántate.

— ¿Por qué? Ve a bañarte. Luego limpio. — Se quejó.

— Vendrá alguien importante y no podemos recibirlo así. — Hable rápidamente.

— Tu lo recibirás, no yo. — Habló mientras se sentaba en la cama.

— Si, pero primero, tú te pasearás por ahí todo desarreglado y segundo, la casa es un desastre. — Lo tomé de la mano para que pueda ponerse de pie. Sin pensarlo mucho lo guié al baño, una vez a dentro cerré la puerta para empezar a desvestirme.

— Oye, oye, oye. ¿Qué haces? — Preguntó Gojo riendo. — Si quieres tener sexo solo dímelo, yo lo acepto con gusto.

— Calla. Hay un solo baño y tú tardas siglos en bañarte. — Dije mientras me adentraba a la ducha. — Vamos, apúrate.

— Esa mierda que dijiste fue muy rebuscada, para mi que quieres verme desnudo. — Sonrió.

— ¡Gojo!

𝘋𝘪𝘭𝘧 | 𝘕𝘢𝘯𝘢𝘮𝘪 & 𝘎𝘰𝘫𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora