Tus dulces favoritos

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A Harry le llegó la carta, se dispuso a leerla y a olerla, olía a él, a Draco, a su Draco.
Quiso gritar lo mucho que le gustaba Draco, pero no era posible, por desgracia, aún no.

La leyó y se acabó de arreglar, debía llegar puntual, si no, daría muy mala impresión y a Draco eso no le gusta nada.

Fue en busca de su Rey de las serpientes, fue a la lechucería.

Nada más llegar, se dispuso a colocar los dulces favoritos de Draco en una mesa, que por suerte tenía poco polvo, y se sentó en una de las sillas que habían en la mesa de la lechucería. Esperando se ponía muy nervioso, mucho, muchísimo.

Pocos minutos después, llegó Draco.
Estaba guapísimo. Llevaba unos tejanos negros pitillo, negro carbón, le quedaban espectaculares. Una camisa blanca con botones que dejaba al descubierto un poco del pecho, de su pecho tan liso y brillante. Su pelo, buen peinado y perfectamente intacto, su rubio se mantenía como los chorros del oro. Estaba precioso, me quedé en shock mirándolo por varios minutos hasta que...

P.O.V Draco
Yo: Como he dicho al entrar... Hola anónimo, ¿vas a reaccionar en algún momento? *reí ante su cara de shock*

Harry: Lo.. lo lamento. Me he quedado embobado al verte, nu.. nunca he visto a alguien tan perfecto y precioso.

*me puse rojo, y se pudo notar en mis mejillas sonrojadas y en mi respiración tan alterada.*
*Vi como se levantó cogiendo los dulces, mis dulces favoritos, aun sin saber como podría saberlos*

𝒬𝓊𝑒𝓇𝒾𝒹𝑜  ℳ𝒶𝓁𝒻𝑜𝓎...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora