Humano En El Mundo De Mao Mao

Capitulo 8(3/3)

(Flashback)
(Hace dos meses)

En una región desconocida del Valle, una figura envuelta en una capa roja y destrozada en distintas secciones se abre paso a través de una cueva húmeda, donde la única iluminación es proporcionada por extraños insectos con pieles suavemente brillantes y espaciados en intervalos.

Para el ojo inexperto, esto puede no parecer significativo, pero el espaciamiento de las extrañas criaturas parece demasiado organizado para que sea una casualidad. Mientras la figura continuaba, comenzó a escuchar cánticos resonando en el otro lado.

Eran de naturaleza baja, casi melódica, pero también poseían una cualidad bastante inquietante. Como si el simple hecho de escucharlos pudiera significar la perdición. Voces que crecían en un volumen cada vez mayor a medida que la figura con forma masculina se acercaba a su fuente; una caverna al final de un túnel. Eligiendo permanecer escondido, la figura se agachó detrás de una formación rocosa tan rápidamente que pareció un borrón.

El ojo derecho de la figura encapuchada fue todo lo que se vio, ya que emergió lenta y parcialmente. Aunque estaba oculto en la sombra, el ojo en sí parecía brillar levemente en un color dorado, con la pupila rasgada casi como si fuera de naturaleza felina. Un rasgo revelador del Cazador, Forma Dorada: Vision sublime, ya que la figura contemplaba una vista de lo más inusual.

La caverna tenía al menos cien personas arrodilladas, como si rezaran, cantando su himno de oscuridad. Los seres reunidos eran una mezcla de razas antropomorfas, que iban desde cerdos, lobos, borregoa e incluso algunos caballos y zorros. La proporción de género entre ellos se dividió en 85 machos, 15 hembras y todos vistieron túnicas negras que se adhirieron a sus cuerpos casi como una segunda capa de pelaje o piel. La cacofonía mixta de voces dispares hizo que su estribillo fuera aún más perturbador por el momento.

Frente a ellos, al final de la caverna, había una plataforma de piedra elevada con cinco postes de madera. Sobre cada uno de ellos había una Loba, dos perros, y dos zorros, todos hembras, vestida con sencillas túnicas blancas, con las patas delanteras atadas por encima de la cabeza y las patas traseras igualmente atadas. Cada hembra era bastante hermosa y atractiva, y era obvio para cualquiera que tuviera media mente que las chicas, cuyas edades oscilaban entre los 17 y los 20 años, no estaban allí por su propia voluntad.

Parecían estar ordenados según la edad, con los más jóvenes en el extremo derecho. Una de las perras tenía un pelaje marro, el pelo largo y rubio y ojos marrones, y tuvo un ataque de pánico cuando se desmayó por la terrible experiencia. La siguiente perra tenía un pelaje dorado, cabello castaño medio largo y ojos rojos, que estaban hinchados por el llanto excesivo mientras seguía teniendo lágrimas rodando por ambos lados de su hocico.

La siguiente, esta ves la loba, su pelaje gris, tenia el cabello negro, de longitud media con ojos grises, y ahora estaba comenzando a romper a llorar. Una de las zorras, una niña apenas, tenía ojos verdes y sin cabello arriba de su cabeza, y permanecía con el rostro de piedra en todo momento. La última, otra zorra, y mayor de ellas tenía el pelo largo y rubio con penetrantes ojos azules, y tenía una expresión de pura rabia mientras apretaba sus colmillos de color blanco perla.

Detrás de esas hembras había una estatua de aspecto demoníaco con alas de dragón en la espalda, con cuatro brazos que poseían seis manos con dedos. Tenía pezuñas en lugar de pies y cinco cuernos que se movían hacia atrás al principio, antes de acurrucarse el uno en el otro. Tenía orejas puntiagudas, junto con terribles dientes y colmillos que parecían poder desgarrar la carne con poco esfuerzo. Sin embargo, a pesar de todo eso, su característica más llamativa eran sus ojos pétreos que brillaban y pulsaban con energía roja, casi en sincronía con el estribillo inquietante de la multitud reunida.