Las perversas memorias de Paula por Eausto Solo 140848dc
Relato 6 ( Kim "La hembra alfa", hija y amante)
En sus recintos privados, Kim, se preparaba para sorprender a Karl su padre y amante, con una particular caracterización, poder avalar la afirmación que le hiciera cuando este tuvo la inoportuna idea de compararla con Paula, la muchacha debutante durante su primera y exitosa confrontación en el salón de los eventos hacía algo más de una hora. Aquella noche Karl terminaba de revisar sus correspondencias y la bolsa de valores desde el computador de su oficina, la que miraba al mar en la isla Spintria del mar Mediterráneo, donde ubicaba su residencia el potentado individuo y su hija, después subió a sus habitaciones para ponerse algo más cómodo y bajar al salón para terminar la ociosa jornada muy entrada la noche junto a Kim, su amante, en una de las pervertidas, caprichosas, y elaboradas caracterizaciones que le ofrecerá la creativa e inmoral mujer.
Entre las fútiles actividades en las que la frívola y ociosa asiática Kim ocupaba parte de su tiempo, estaban el uso de armas clásicas y las artes marciales mixtas, entre las primeras, sus preferencias eran: el tiro al blanco, el tameshigiri, el empleo del látigo, y la esgrima, haciendo de esto, una forma de vida, una autentica guerrera amazona, en la cual la inició su madre coreana, "Sumin" hábil en taekwondo, quien fuera expulsada de los torneos deportivos y reglamentarios a muy temprana edad durante el mismo tiempo en que se unió a Karl Hermann como amante para participar como lidiadora en sus encubiertos y prohibidos coliseos hace algo más de una treintena de años a la fecha, y la que luego sería reemplazada por su hija, la entonces jovencita Kim en extrañas y confusas circunstancias.
En la amplia sala estaba Hermann recostado sobre un cómodo diván, vestido con una bata de seda al más puro estilo del magnate de una empresa de magazines y similares, el que se mostraba y convivía con bellas y sensuales mujeres, del cual era un ferviente admirador, por lo que se lamentaba de no haber tenido la oportunidad de conocerlo. Karl Hermann se encontraba frente a un gran balcón que daba a los acantilados, que también bordeaba el resto de sus recintos personales, de tal manera que estos fueran totalmente inexpugnables, excepto, por el único acceso por el que se conseguía entrar a sus privadas dependencias en la isla, vigilado en todo momento por su fornido y leal sirviente africano Lothar
En un extremo del salón estaba el turco Osman proveedor de los "recursos" necesarios para la organización de este tipo de eventos, junto a él, un individuo de contextura delgada, del tipo asiático moreno, vestido solo con un andrajoso taparrabo y esposado al pasamanos metálico de la escalera que daba a las habitaciones de los amantes, junto a él una jovencita, delgada casi famélica, sin lugar a dudas a causa de una mala nutrición y lo que era de suponer también, por una pobre calidad de vida, al parecer la joven era de la misma etnia que el individuo, pero algo más alta, cubierta con harapientas bragas, descalza y también esposada al pasamanos. Era evidente que ambos no se encontraban por su propia voluntad en esta situación.
Las luces del recinto bajaron de intensidad, en el mismo instante, desde un equipo de sonido se dejó oír por unos altoparlantes la música apoteósica de Richard Wagner, "Die Walküre", el comienzo del tercer acto de "La cabalgata de las Valkirias", recibiendo la presencia de Kim, personificando a "Diana la cazadora", que con una histriónica y teatral actitud apareció bajo el arco de acceso en lo alto de la escalera que daba a la sala, la que ahora fue iluminada por fulgurantes luces programadas y sincronizadas en el preciso momento que iniciaba su aparición, como era el estilo que al alemán le gustaban estas recreaciones.
En esta oportunidad Kim tendrá que lucir su habilidad en el uso del arco y la flecha, con la caracterización de "Diana la cazadora"; vestida con una blanca piel de visón albino, la que contrastaba fuertemente con el cuidadoso bronceado de su escultural cuerpo, una sucinta braga cubría su sexo y trasero, e iba atado a su cintura con un tahalí de cuero y plata, dejando al descubierto sus musculosos abdominales y piernas, del mismo material un pequeño corpiño que muy poco ocultaba sus redondos pechos, una capa sujeta al cuello le cubría media espalda, sus fibrosas y largas piernas enfundadas hasta las rodillas en botas de piel blanca con plataforma, para tener una mejor movilidad y estabilidad, finalmente completaba todo este conjunto sosteniendo su rubia y larga cabellera, un cinto que rodeaba su cabeza también en visón y plata por supuesto. Además el resto de su indumentaria de cazadora, incluía un carcaj cruzado tras su espalda con varias flechas, siete en total para ser preciso, un arco de precisión el cual sostenía en su mano izquierda, muñequeras de visón blindadas con punzantes metales, una afilada daga en la parte superior de la bota derecha y un largo látigo blanco con empuñadura de plata sujeto a la izquierda de su elástica cintura.
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Paula y Kim la hembra alfa, hija y amante (6° Relato)
General FictionEste es el sexto relato de las perversas aventuras de Paula, la mujer no es víctima, ahora es la victimaria, el paradigma es otro "El mundo al revés", con sus vicios y condenables actos en un permisible medio. En esta autarquía, algunas mujeres toma...