Capitulo 3.

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Narra Victoria: En medio de la madruga desperté asustada recordando que debía llegar a mi casa, no sabía dónde estaba solo recordaba aquel hombre durmiendo a mi lado y completamente desnudo que me hizo mujer esa noche. Su rostro seguía siendo un completo misterio para mí, no lo pensé más tome mi ropa me la coloque y salí de la habitación de hotel, eran las 4 am así que tomé un taxi y me fui directo a la hacienda, una hora más tarde llegue a mi prisión, entre sin hacer mayor ruido encontrándome con Tomasina que al principio se asustó y luego me ayudo.

Tomasina: Hay mi niña me tenías preocupada, tu primo Alejandro llamo para preguntar por ti, pues ya no te encontró en la fiesta. (dijo preocupada) Menos mal que Jovita fue quien contesto porque si no tu papá te hubiera matado.

Victoria: Si Tomasina menos mal, pero en fin ahorita llego a mi habitación y llamare a Alejandro, mañana les contare algo que me paso hoy. (dijo contenta) Pero por ahora iré a dormir estoy muy cansada hasta mañana Tomasina (yéndose a su habitación)

Victoria subió a su habitación con un poco de dolor en sus piernas, pues ella sabía que era normal que sintiera eso acababa de perder mi virginidad con ese misterioso hombre que no sabía si volvería a ver, cuando llego a su habitación tomo el teléfono y llamo a su primo Alejandro que por lo visto estaba muy asustado por su repentina desaparición, obviamente Victoria no le contaría que había estado con un desconocido al cual le había entregado su pureza en esa habitación de hotel.

Alejandro: ¿Hola?

Victoria: Hola Alejandro, soy Victoria.

Alejandro: ¿Victoria, prima donde te habías metido? (pregunto asustado) Estaba muy preocupado por ti, pensé lo peor y rogaba porque mi tío y Arturo no me llamaran

Victoria: Tranquilo Alejandro me encontré con una amiga, así que me fui con ella a su casa a terminar mi cumpleaños (dijo mintiendo)

Alejandro: Bueno prima estoy mucho más tranquilo porque sé que ya estás en tu casa y sobre todo bien. (dijo sonriendo)

Victoria: Si Alejandro, gracias por preocuparte por mí, eres mi mejor primo y te quiero mucho, lo que sí quiero pedirte es un gran favor (dijo seria)

Alejandro: Claro dime (curioso)

Victoria: No quiero que le vayas a decir a nadie que desaparecí, y si te preguntan pues diles que tú me trajiste, no quiero tener problemas con mi padre ni con Arturo

Alejandro: No te preocupes prima yo te guardo el secreto, pero creo que ya es hora de dormir supongo el idiota de tu prometido ira hoy temprano, así que descansa todo lo que puedas.

Victoria: Gracias primo, cuídate mucho (despidiéndose)

Victoria colgó el teléfono y fue a darse una ducha rápida, se colocó la pijama y se acostó en su cama para después perderse en un profundo sueño, a la mañana siguiente dormía plácidamente cuando de pronto unos rayos del sol golpearon sus ojos, haciendo que despertara de golpe para ver qué es lo que estaba sucediendo y fue ahí cuando se encontró con Arturo lleno de rabia hacia ella, sus ojos lo decían todo.

Arturo: Levántate (Tomándola fuertemente del brazo)

Victoria: ¿Arturo que te pasa? (pregunto asustada)

Arturo: Que te levantes, ayer me dejaste en ridículo con tu primo ahora yo te acusare con tu padre de dejarme en las peores de las vergüenzas (jalándole el brazo y haciéndola salir de la cama)

Victoria: No por favor Arturo (llorando)

Narra José Ángel: Eran las 8 am cuando me desperté, la cabeza me dolía un poco, capaz el trago de ayer me afecto. Abrí mis ojos dándome cuenta que no estaba en mi habitación, me levante asustado y mire la hora era demasiado tarde, Adela debe estar muy asustada. En lo particular no recuerdo mucho, no sé qué hago en aquella habitación, pero cuando me doy vuelta y veo las sabanas manchadas de sangre recuerdo inmediatamente a aquella niña que me entrego su virginidad y a quien convertí en mujer, sin siquiera recordar su rostro. Los recuerdos comenzaron a llegar a mí y una sonrisa se dibujó en mi rostro porque había disfrutado mucho hacerle el amor a aquella bella hada. Adela se agolpo en mis recuerdos por lo que me di una ducha rápida, me cambie y salí del hotel tome el auto y me dirigí directo mi ranchito. Soy un hombre de campo y me gusta esa vida, mientras iba camino a mi ranchito aquella misteriosa mujer se volvió a agolpar en mis recuerdos, aún tengo el sabor de sus labios en mi boca, mi tacto aún recuerda sus pechos y mi miembro tiene aún la sensación de cuando entre en ella rompiéndole el himen la entrada a su pureza, llegue a mi casa y note que Adela estaba sentada al pie de las escaleras completamente dormida, no sabría que decirle si ella me pedía explicaciones que claro me las iba a pedir.

José Ángel: Adela (nervioso)

Adela: Amor pensé que te había sucedido algo (abrazándolo)

José Ángel: Perdón por llegar a esta hora, pero tragos van, tragos vienen y no quise manejar en el estado en el que me encontraba.

Adela: No te preocupes amor todo bien, más bien no te había dicho que te vez muy sexy con ese traje de "Superman" (dijo enrollando sus brazos en su cuello)

José Ángel: Así (dijo tomándola de la cintura)

Luego de eso se comenzaron a dar besos muy pasionales que los excitaron de inmediato. Tomo a Adela de la cintura y la subió a la barra donde tomaban desayuno.

José Ángel: Tengo tantas ganas de hacerte mía que no creo aguantar hasta la habitación (le dijo con la voz agitada)

De un solo tirón cayo la pijama de ella para que luego Adela comenzará a quitarle el traje, los besos aumentaban y comenzaban a bajar por su cuello para que luego ella comenzara a besarle el pecho desnudo. Las caricias no se hicieron esperar, y comenzaron a deshacerse de las prendas que aún les estorbaban. Fue así como el brasier de ella voló por los aires y José Ángel se enfocó de lleno en darle placer a esos pezones que pedían su liberación completa con todo y mordidas. Ella bajo sus manos directamente a mi miembro haciendo que sus gemidos sean potentes y se escucharan por todo el ranchito.

Adela masajeaba cada vez más fuerte el miembro de su esposo, sin tener la necesidad de respirar José Ángel bajo sus besos por encima de sus mojadas bragas de Adela que le avisaban cuan lista se encontraba su esposa.

Minutos más tarde:

Adela: Eres perfecto José Ángel (agitada)

José Ángel: Tú también mi amor (abrazándola por la cintura)

Adela: Amor prométeme una cosa (volteando a mirarlo)

José Ángel: Dime preciosa (la miro serio)

Adela: Nunca me engañes. (le dijo con los ojos cristalinos)


¿Le confesara José Ángel sobre la aventura que tuvo con esa misteriosa mujer? 

MILLONARIO DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora