Capitulo 35.

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Victoria no podía creer todo lo que Carlos le había dicho, sin duda Arriaga nunca la había querido como ella había pensado y ahora entendía todo, porque el día que ella le confeso su amor él no dijo nada y simplemente la rechazo... le dolía el alma por culpa de Arriaga. Mientras tanto Carlos estaba muy feliz y salió de la habitación con una sonrisa triunfante pues había logrado lo que quería, separar cada vez más a Arriaga de Victoria y con esto sin duda lo estaba logrando sin importarle que Victoria estuviera saliendo muy lastimada.

Carlos: Espero que con esto la señora Balvanera comience a verme con otros ojos, (sonrió malvado) por que Arriaguita nunca te quedaras con ella (dijo en su pensamiento)

De pronto José Ángel apareció con la cara desencajada.

José Ángel: Carlos esta la señora Victoria ¿despierta? (lo miro)

Carlos: No sé (alzo los hombros) me dijo que descansaría, pero yo te recomiendo que no entres

José Ángel: ¿Por qué? (sorprendido)

Carlos: Si quieres entra, (dijo sin importancia) yo me voy (yéndose)

José Ángel dudo un momento, miraba la puerta de la habitación hasta que se decidió y entro... ahí estaba Victoria con los ojos cerrados, pero se notaba que lloraba José Ángel se asustó y se acercó rápidamente a ella.

José Ángel: Señora ¿qué le pasa? ¿Carlos le hizo algo? (preocupado)

Victoria: ¡Suélteme Arriaga! (grito)

José Ángel: Señora ¿qué le sucede? (confundido) Estoy preocupado

Victoria: ¡Lárguese no quiero verlo! (dijo enojada) Esto se acabó, no quiero volver a verlo (le grito)

José Ángel: ¿Señora que pasa? (sorprendido)

Victoria: Desde hoy usted deja de ser el capataz en mi hacienda, esta despedido (lo miro molesta)

José Ángel: No señora, (negó) no me diga eso, usted sabe que necesito el trabajo (dijo desesperado)

Victoria: No quiero verlo más ¡lárguese! (grito desesperada)

José Ángel: Pero señora ¿qué sucede? ¿Por qué me despide? (comenzó a llorar)

Victoria: Porque yo estoy sintiendo cosas que no debo sentir y si lo tengo cerca jamás podre continuar con mi vida (dijo con los ojos cristalinos)

José Ángel: Señora por favor, (tomo su mano) no me haga esto (sollozo)

Victoria: Váyase capaz la doctora Luciana del Valle lo pueda ayudar (dijo mirando a otro lado y tratando de contener las lágrimas)

José Ángel con lágrimas en los ojos se paró de la cama, soltó su mano y la quedo mirando, tenía los ojos inundados de tristeza no sabía que hacer así que solo se retiró dejando a una desconsolada Victoria que no sabía cómo reaccionar, estaba dolida y sabía que ese amor por Arriaga cada día era más fuerte y le dolía saber que él no pensaba en ella, sin embargo, estaba con la doctora que apenas conocía. Arriaga estaba afuera de la habitación de Victoria sentado en el piso llorando desconsolablemente, abrazando sus piernas como si fuera un niño pequeño de pronto sintió unos tacones delante de él haciendo que el levante la mirada y encontrándose con unos ojos celestes que le regalan una mirada tierna.

Luciana: ¿Que pasa José Ángel? ¿Por qué lloras? (agachándose a su altura)

José Ángel: Me despidieron, (la miro) no sé qué le paso a la señora Victoria que de pronto me boto como el peor de los perros... (Bajo la mirada) todo mi mundo se vino abajo mi mujer me dejo, la señora casi se muere y ahora, (sollozo) ahora me quede sin casa y sin trabajo, ¿qué le voy a decir a mi solecito? ¿Qué Luciana? (lloraba inconsolable y golpeo el piso)

MILLONARIO DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora