CAPITULO 3 - EL ENCARGO-

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Encargo 102

Mi hija es bailarina de ballet hace ya 10 años en Londres y se presenta para papel principal de la gira de su academia BALLET RAMBERT, tienes que eliminar a las candidatas que se presenten.

Por el momento solo se ha presentado una candidata

Eira Leyre Myers, 31 años, nacionalidad española, 1.70, ojos marrones, tez blanca y cabello negro

Adén sé que tu madre está ingresada así que como es un favor personal, te pagaré lo que cueste su operación.

Espero confirmación de encargo 102.

Me caí de rodillas al suelo, mientras me derrumbaba, no podía creer lo que estaba leyendo, estaba sin poder respirar, sin poder pensar, necesitaba el dinero para mi madre, pero sentía otra vez esto por Eira, ella no se merecía esto, me quede en el suelo por 30 minutos llorando de impotencia por la maldita desgracia del destino, luego porque reniego de Dios, ¿Por qué ahora me hace reencontrarme con Eira?, y ¿Por qué diablos tengo que decidir entre ella o mi madre?, pero no tenía opción.

Esa tarde me dirigí a la Academia Rambert, y entre por la puerta de atrás para no ser visto por seguridad y que no constara presencia de mi visita fui y me encontré con Eira

-Creí que no vendrías, estamos solos ya que es mi día para practicar, siéntate donde quieras

-Me senté en una fila enfrente de ella- Era el 48 de la fila, ella lo sabia

Eira empezó a practicar un numero de ballet clásico, al compás que ella hacia sus movimientos yo hacia los míos, ella movía sus muñecas y pies al compás que yo enroscaba mi silenciador en mi pistola, de vez en cuando ella me miraba y sonreía, yo estaba con la sangre helada sin poder sentir o meditar, solo pensaba en mi madre y trataba de evitar pensar en lo que sentía por Eira

Me levante de mi asiento y me acerque a ella mientras seguía bailando, cuando de la nada se voltea y me besa y sigue bailando, solo me nació decirle – Lo siento Eira, ojalá no nos hubiésemos reencontrado- un ligero y pequeño sonido nació en el sitio, allí yacía la que fue el amor de mi vida y la que salvó a mi madre

Sin mirar atrás salí sin ser visto y camine toda la noche hasta la cafetería de Eira la cual estaba cerrada, lloré como un desgraciado sin alma en esa cafetería cerrada, en la cual aún podía sentir su aroma, el aroma de jazmín mezclado con vainilla

¿Era un desgraciado sin alma por querer salvar a mi madre o por querer salvar al reencuentro del amor de mi vida?, nunca lo sabré

Hoy estamos lunes, son las 11 de la mañana y estoy tomando un americano con una tarta de manzana que no es de mi agrado, me acaban de confirmar que la operación de mi madre ha sido exitosa, todo mientras veo a la nueva cajera de la cafetería ¨EL BUEN CAFɨ, solo puedo decir -SE TIENE QUE TRABAJAR-.

EL BUEN CAFÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora