Second Course: un romance en linea.

Capitulo III - Amor en Línea

Conociendo un poco mí pasado uno se pregunta: ¿Qué tiene que ver esto con los romances en línea?

Mucho antes de conocer a John ya tenía amistades en línea, solía pasármela en foros, chats y demás redes sociales para lidiar con ese sentimiento de soledad… Entonces lo conocí. Este es mi príncipe azul, un muchacho alto, de contextura delgada, un poco narizón, con bonitos ojos y una hermosa sonrisa! Además de caballero. En un principio no éramos más que un par de conocidos, Supongo que fue su espontaneidad o mi gusto por hablar lo que nos hizo grandes amigos. El príncipe tenía una novia que jamás llegue a conocer pero sabía de su existencia, no me molestaba… tampoco estaba en mis planes ir de entrometida en una relación. El príncipe y yo solíamos darnos un apoyo incondicional a tal punto que casi parecíamos los mejores amigos, es muy amigable y comprensivo... siempre estuvo para mí. Cuando empecé a salir con John, dando inicio a un sinfín de peleas y malos tratos, mis conversaciones con el príncipe iban aumentando… a veces se quejaba de lo mal que lo trataba su novia, pero mayormente trataba de hacerme sentir mejor de alguna manera, después de todo somos buenos amigos y siempre estaré muy agradecida por su gentileza.

En la actualidad no alcanzo a recordar quien inicio todo, quizá fue el descuido nuestras parejas lo que nos conllevo a esto, solo recuerdo que teníamos un juego… ‘‘El juego de los cachos’’ solíamos decirle. Nos encantaba bromear con que éramos amantes, aunque nunca llegaba a ser gran cosa… eran bromas pequeñas. Una vez que termine con John  empecé a sentir una calidez en mi pecho que no había sentido antes, ni siquiera con la alegría de mi primer novio… me asuste un poco, sabía que no era normal. Cuando coqueteaba en plan de juego el príncipe correspondía y eso me gustaba, poco a poco pasamos de jugar a sentir. Puesto que la culpa me carcomía le comente mi atracción hacia él… recibiendo un ‘También me gustas’ por respuesta, Estaba feliz de tener un sentimiento correspondido; sin embargo, sabía que tenía una novia, así que decidimos dejar el juego o ‘Finalizar la partida’ antes de que llegará mayores… inevitablemente hicimos caso omiso en alejarnos, cada quien sentía el deseo de hablar con el otro... haciendo que el amor creciera… supongo que con esto ya se arruino el probablemente buen concepto que tenía de mí, supongo que merezco ser odiada.