0.Prólogo.
2 de Febrero del 2015.
—Lyah Wrell—asentí y apreté mis puños en señal de compañía a mi misma, no era la primera vez que estaba aquí, pero esta vez era diferente, no estaba acompañando a Bred acusado por vandalismo, sino que esta vez era por mi propio error. Por excederme sin causa alguna, solo por confiar en él, cosa que desde el principio me negaba rotundamente a hacer.—Se le acusa de asesinatos múltiples, además de vandalismo y porte de arma contundente la cual usaba para cometer los ilícitos. Los acontecimientos perduraron desde finales del 2013 hasta principios de este año, ya tenemos nuestro veredicto.
—Ustedes no entienden—bajé la mirada mordiendo mi labio inferior, las lágrimas vinieron a mis ojos tan rápido como el recuerdo de mi hermano y el susurro burlón de un acontecimiento jurado olvidar, pero totalmente incierto—¡Yo no soy culpable de nada!.
—A causa de las pruebas en su contra, señorita Wrell, su condena consistirá en cuatro años y cinco días de cárcel, además de contar con un psiquiatría, desde ahora tiene derecho a guardar silencio.—los guardias tras de mi ejercieron fuerza en mi antebrazo doblando todo lo posible para poner aquellas plateadas esposas en mis muñecas, no me resistí. Sabía que este día llegaría.
Solamente no creí que llegaría tan rápido.
24 de Diciembre del 2013.
—¡Bred, no salgas a estas horas, está nevando y puedes coger un resfrío!—grité desde el umbral de la puerta. Al no escuchar respuesta alguna decidí a salir completamente cruzando mis brazos en mi estómago enviando calor a mi frío cuerpo.—¡Bred, no es gracioso, sal de donde estés!.
Mi corazón martilló con fuerza mi pecho, ¿cómo un adolescente de quince años se podía perder así como si nada?, comencé a buscarlo por todas partes, en la casa del árbol, en el jardín trasero, entre los arbustos, bajo en auto, en el porche, pero simplemente fue como si la tierra le hubiese tragado. La preocupación apareció en mi cuerpo e involuntariamente las lágrimas vinieron a mis ojos.
—¡Bred!—sollocé con fuerza, un par de casas más había un chico similar a mi hermano con la misma ropa que él llevaba este día—¡Maldición Bred!—corrí a su encuentro pero antes de lo planeado voltee mi cabeza a causa de un fuerte golpe en mi mejilla. Grité por el impacto y volví la mirada.
—Bred, Bred, Bred.—escupió burlándose, miré hacia arriba encontrándome con el ser más espantoso que jamás había visto en toda mi vida—Da vuelta a la esquina, alguien ansía verte—río de una mala manera causando un escalofrío en mi espina dorsal. Corrí empujando al sujeto quién no paraba de reír, quizás dejó a Bred en ridículo. No, no podía Bred era demasiado vándalo como para dejarse.
Dí la vuelta a la esquina mirando la espalda de mi hermano, él estaba sentado, apoyado en una cajas de color café mirando hacia un punto desconocido para mi, toqué su hombro dando vuelta su cuerpo para que así pudiese mirar sus ojos—¿Conoces a ese chico-- ¡Bred!— mi garganta ardió ante aquél grito de espanto y dolor.Esto no podía ser real. Mi hermano estaba bañado en sangre, sus ojos no existían en ese momento, sus manos fueron arrancadas y su lengua estaba a un par de centímetros de donde nos encontrábamos, observé su boca con terror, cada pieza de su dentadura fue sacada de una morbosa manera.
Bred estaba muerto.
En su pecho, estaban escritas unas palabras casi sin entendimiento para mi, pero con mi deducción pude entender "feliz navidad", su corazón estaba entre sus piernas ganando una arcada por mi parte a tal brutal acto de maldad. Caí apoyada en las sucias paredes de aquel callejón con el recuerdo de la cada palabra que aquel chico me dijo, guardando en mi mente sus facciones que tanto miedo trajeron a mi mente.
Él me las pagará, cueste lo que cueste, tendré mi venganza.
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Revenge |Jeff the killer|
Teen FictionLa venganza está cerca, quizás más de lo que tu te imaginas y nadie la detendrá hasta poder cometerla. 2015.