2. Confianza.

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2. Confianza.


En la madrugada siguiente lo único que hice fue sentarme en el suelo hecho de cemento y algo gastado. Estaba harta de estar aquí, no tenía nada que hacer así que simplemente comencé a observar todo lo que había a mi alrededor. Noté que había un sucio y roto espejo en un rincón de la habitación. Caminé hacia aquél rincón y paré frente al espejo. Descubrí que estuve aquí tan solo una semana y parezco muerta. Estaba muchísimo más delgada de lo normal, mi cabello estaba despeinado y sin vida, mis ojos mucho más pequeños, sin brillo, opacados por la miseria y mis labios eran tan solo dos finas líneas secas por la falta de hidratación.

Llevaba puesta la misma ropa que tenía cuándo llegué y aunque protestaran para que me cambiase de ropa, simplemente no quería hacerlo. La puerta estaba hecha con rejas, por lo tanto el hombre que estaba en la celda frente a la mía podía ver absolutamente todo lo que hacia. Eso era muy incómodo, tendría que cambiarme de ropa frente a él. De un momento a otro comencé a llorar frente al espejo. Yo no merecía estar aquí, no fui yo quien causo tantos problemas. Pero si le cuento la verdad al psiquiatra definitivamente me tratará como alguien con demasiada deficiencia mental, aunque estas personas ya lo hacen.

Sequé mis lágrimas con las mangas de mi vestido negro, el mismo que usé en el funeral de mi hermano. Estaba aún a oscuras, el cedante no me había echo dormir demasiado, por lo tanto tenía aún tiempo. Di media vuelta dejando el espejo detrás de mi. Comencé a caminar en línea recta tratando de ubicar la cama. Luego de encontrarla me recosté en ella.

Aún tenía mucho sueño, pero no podía dormirme. La cama era tan incómoda que por un momento pensé que estaba recostada en alambres de púas. Pasaron una, dos, tres y hasta cuatro horas y yo seguía tirada en esa incómoda cama. Justo cuando mis ojos se cerraban y sentía que al fin podía descansar en paz, escuché un ruido.

No provenía de esta habitación, si no de la celda frente a la mía. Fuí hacia la puerta de mi celda y pude ver de donde provenía ese extraño sonido. El hombre que estaba allí, en esa celda, estaba en su cama, durmiendo y roncando. El sonido extraño no era nada mas ni nada menos que los ronquidos de aquél estúpido chico que dormía placenteramente mientras yo lo único que hacia era tratar de que mi espalda no se parta en dos.

Luego de seguir pensando por unos minutos más, sentí como mis ojos comenzaron a cerrarse debido al cansancio. Estaba en una habitación oscura, todo era completamente negro. Al principio no entendía nada, hasta que me di cuenta que era un sueño.

No sabia que hacer y comencé a caminar por ese extraño lugar. Caminaba y caminaba pero no había absolutamente nada mas que oscuridad. En un momento choque con algo, una puerta. Luego de abrirla vi que tras la puerta había una habitación completamente roja. En las paredes de la habitación estaban escritas un par de frases, "This is your own fault" -esto es tu culpa- "You have to pay for what you have done" -debes pagar por lo que haz hecho-. Las letras estaban pintadas con un color negro que chorreaba y dejaba una linea de pintura hacia el suelo. De un momento a otro una cajita musical apareció en el medio de la habitación. Había un papel que decía "Open", lentamente abrí la caja y apareció una muñeca muy parecida a mi. La música comenzó a deformarse, no era para nada linda, si no que era demasiado tétrica, pareciera que la cinta se hubiese volteado y sonar al revés, en un abrir y cerrar de ojos la muñeca ya no era la misma, Seguía siendo igual a mi, pero tenia una cuchilla clavada en su garganta y mucha sangre por todo su cuerpo de porcelana. De un rincón, un par de ojos negros con destellos azules me miraban fijamente. Sin salir de la oscuridad que lo asechaba.

Me desperté de un salto, estaba bañada de un sudor frió y todo mi cuerpo temblaba como nunca. Esa pesadilla fue la peor que tuve en toda mi vida. Y sabía de quién se trataba.

Revenge |Jeff the killer|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora